Composiciones simétricas, humor estrafalario, complots y una mujer que desesperadamente quiere deshacerse de su esposo, un egocéntrico y maquiavélico bigotón que controla todo aspecto de su vida. No, no estamos hablando de una telenovela dirigida por Wes Anderson, sino de Killing Romance de Lee Won-suk, una excéntrica y muy divertida película coreana que además cuenta con números musicales, avestruces voladoras e interesantes mensajes sociales.
Todo iba bien para Hwang Yeo-rae (Lee Ha-nee), una popular actriz que inicialmente saltó a la fama gracias a comerciales de refrescos, sin embargo, tras ser duramente criticada y convertirse en objeto de burla por su actuación acartonada en una película de ciencia ficción, decide alejarse de la industria y vacacionar en una isla remota. Aquí conoce a Jonathan Na (Lee Sun-kyun), un magnate asquerosamente rico que la enamora con su belleza, carisma y artes marciales.
Años después, ya casada, Yeo-rae regresa a Corea del Sur, pero rápidamente se hace evidente que es una prisionera. En realidad Jonathan es un monstruo egocéntrico que controla todo aspecto de su vida, la trata como poco más que un trofeo y es abusivo hacia ella. Desesperada y sin otra opción, Yeo-rae recurre a su vecino Bum-woo (Gong Myoung), un perdedor de buen corazón cuyo cuarto está tapizado con pósteres de ella, para planear cómo matar a Jonathan.
Killing Romance es como un cuento de hadas absurdo que se rehúsa a ser predecible. Con colores pastel y una estética cautivadora, Lee Won-suk te arrastra a su mundo desde el primer instante y luego te mantiene ahí gracias a su irreverente humor, hiperbolismos telenovelescos y el compromiso de su elenco.
Lee Won-suk lanza idea tras idea extravagante y rara vez falla. Hip-hop en un sauna, un bigote falso, un saludo al estilo Star Trek, karaoke, gemelas que evocan a El Resplandor y números musicales al estilo Hollywood. Aquí hay una cornucopia de excentricidades que son coherentes con el guion de Park Jung-yae y cuyo humor recuerda al cine de Stephen Chow. Algunos chistes caen en la repetición y ciertas líneas narrativas se quedan en lo superficial, pero la cantidad de locura y el frenetismo de la edición te permiten pasar por alto las falencias.
Una buena telenovela necesita a un villano épico y eso es exactamente lo que Lee Sun-kyun nos regala en Killing Romance. El actor, mejor recordado como el patriarca rico en Parasite, es exquisitamente insoportable y detestable, pero también carismático. Ya sea regodeándose en su egocentrismo o mostrando su maldad, Sun-kyun devora la pantalla; es una actuación intoxicante que te obliga a quedarte hasta el último segundo de metraje para saber si recibirá o no su merecido. Su catchphrase “it’s gooood” es un espectáculo aparte.
Lee Ha-nee (Alienoid) hace un gran trabajo navegando entre la desesperanza y desesperación de su personaje, mientras que Gong Myung (Extreme Job) le da corazón a la historia gracias a su convincente interpretación de un perdedor.
El director utiliza muy bien sus recursos técnicos para alimentar la atmósfera extravagante y graciosa del filme, pero también para transmitir con mucha franqueza su discurso sobre excesos. Killing Romance es una exploración de la toxicidad que existe en la cultura coreana y que también permea en gran parte del mundo. A través del personaje de Yeo-rae, por ejemplo, Won-suk hace un comentario sobre las ridículas exigencias de la industria a las actrices. Y aunque es tosca, su crítica al egoísmo e hipocresía de multimillonarios que destrozan el medio ambiente para construir proyectos narcisistas, es llevada a buen puerto gracias a una cotorra subtrama involucrando a un par de avestruces digitales.
Por momentos la dirección es incómoda, pues satirizar a un hombre abusivo que, según insinúa la historia, en cualquier momento podría cometer feminicidio, no es algo que Won-suk logra manejar con sensibilidad, pues en un par de escenas se acerca a territorio irresponsable. Sin embargo, el guion es siempre consistente con su irreverencia y es admirable la manera en cómo incorpora temas complejos sin sacrificar cambios tonales; una escena en donde descubrimos la repugnante razón por la que un obsesionado Bum-woo quiere ayudar a su ídolo, es ejemplo de ello.
Pero aún cuando su mensaje pueda sentirse un tanto desdibujado, Killing Romance te entretiene de inicio a fin con su mezcla de géneros, hermosa estética e impredecible guion. Entre números musicales de K-pop, críticas a la industria y un espectacular Lee Sun-kyun, este filme es un tesoro excéntrico con poco de todo para quienes disfruten de este tipo de humor. En pocas palabras, como diría Jonathan, it’s gooood!.
“Killing Romance” tuvo su estreno canadiense en Fantasía Fest 2023.
Imagen de portada cortesía de Fantasia Fest 2023.