El año pasado Carlota Pereda nos trajo Cerdita, un muy ingenioso slasher que trataba temas como la gordofobía, el acoso escolar y la crueldad adolescente. Tras semejante debut, las expectativas por su segunda película eran altas, y la directora no decepciona con La ermita, un trabajo muy diferente donde utiliza la fantasía y el terror para explorar cómo lidiar con la pérdida de alguien amado.

Emma (Maia Zaitegi) es una niña solitaria cuya madre (Loreto Mauleón) se está muriendo de cáncer. Con la esperanza de poder comunicarse con ella después de que fallezca, la pequeña quiere aprender a comunicarse con el espíritu de una niña que está atrapado en la ermita del pueblo, la cual estará abierta solo por 4 días debido a una celebración local que se hace cada año. Lastimosamente, la médium de la comunidad fallece. Su escéptica hija, Carol (Belén Rueda), una falsa médium que estafa a otros y no cree realmente en el espiritismo, es ahora la única esperanza de Emma.

A diferencia de Cerdita, este es un trabajo mucho más sútil en el cual Carlota Pereda juega con la ambigüedad y el misterio para generar intriga en la audiencia: aunque Emma y la madre de Carol aseguran que la niña posee el don de comunicarse con el más allá, todas las escenas sobrenaturales ocurren únicamente cuando la niña está presente, nadie más. Esto nos deja con la duda constante: ¿es de verdad una persona con poderes o todo ocurre en su imaginación?

Independientemente de la respuesta, la fantasía sirve como medio de escape para lidiar con la tragedia. Aunque Emma todavía tiene a su madre, esta la ha alejado de ella para que la niña no vea la muerte de primera mano, pero el ocultar la verdad a la niña solo la pone en situaciones más peligrosas. Pereda utiliza muy bien el género del terror como analogía de los riesgos de no ser honestos con los niños por subestimar su capacidad de análisis, y cómo estos secretos llevan al trauma generacional.

Por otro lado está el personaje de Carol, interpretada increíblemente por Belén Rueda (El orfanato), para quien el no creer es una forma de mantener alejada a su propia madre. Este personaje funciona como la voz racional para la audiencia, quien tras ver a los fantasmas a través de los ojos de Emma es confrontada por Carol, como queriendo decirnos “no le creas, es una niña, cómo va a ser eso posible”. 

Esta incredulidad de Carol como herramienta para reprimir actos dolorosos también tiene paralelismo con temas más grandes de la película, pues la propia ermita fue alguna vez un lugar donde se encerraban a los enfermos de peste bubónica a que muriesen solos, un recordatorio de un periodo triste y cruel que todos prefieren olvidar y ridiculizar en lugar de enfrentar. Un ejemplo de esto es cómo la directora usa la celebración del pueblo en torno a la ermita: todos recrean los terribles hechos ocurridos hace siglos pero lo hacen a manera de fiesta, como intentando borrar o anestesiar el dolor que esos acontecimientos dejaron en la historia.

Tanto la trama como la ambientación cuenta con elementos del terror gótico: la casa de la madre fallecida de Carol parece una mansión abandonada a espera de la aparición de un fantasma. La ermita que da el título a la película también es un espacio tétrico e inmersivo. 

Lastimosamente, la fotografía no es tan ingeniosa como su diseño de producción, pues tiene un acercamiento mucho más convencional al del anterior largometraje de la directora y eso saca a ratos de la atmósfera que construye en otros departamentos. En Cerdita se jugaba con la textura de la imagen y los colores para dar la sensación de calor abrumador (la humedad era casi palpable), pero aquí no ocurre eso: el terror gótico se presta a usar los planos, ángulos, la niebla y la oscuridad para darle personalidad a los espacios, pero aquí la propuesta fotográfica desaprovecha esos elementos. No es mala, pero se limita a cumplir cuando pudo cerrar con broche de oro una pieza muy bien trabajada.

Con La ermita, Carlota Pereda nos muestra que puede jugar de forma versátil con el terror. Aunque carece de sustos fuertes, lo compensa con una historia redonda sobre la maternidad y el luto, vestida con una muy atractiva ambientación. Su naturaleza más meditativa y pausada tal vez no sea lo que todos esperan, pero le permite explorar a profundidad a sus personajes y crear una mitología coherente alrededor de sus temas de forma satisfactoria.

“La ermita” formó parte del Mórbido Film Fest 2023 y tendrá su estreno en cines españoles el 17 de noviembre.