“La vaca que cantó una canción hacia el futuro”, filme con el mejor título de toda la programación de Sundance 2022, es poesía ambientalista que se sumerge en el mar del realismo mágico para crear una experiencia cautivadora con un hermoso y urgente mensaje.

En 2004, la Planta Valdivia de la Celulosa Arauco y Constitución contaminó el Río Cruces (Chile) con 27.61 m3 de un líquido corrosivo que ocasionó la muerte y migración masiva del cisne de cuello negro, reduciendo su población de aproximadamente 6,000 individuos a 500. También provocó la muerte de miles de peces, mismos que inspiran la primera canción mágica de esta película:

El río de antaño era dulce y cristalino, y ahora lleva algo mustio que nos tiene aturdidos. ¿Es que la muerte se avecina? ¿Será acaso nuestro fin? cantan los peces mientras la cámara los toma nadando hasta finalmente posarse sobre aquellos que están muriendo en la orilla del río. Es entonces cuando alguien surge del agua: Magdalena (Mía Maestro), una madre que se suicidó décadas atrás en este lugar.

Magdalena ha regresado para reunirse con su familia y el primero en poner los ojos en ella es su viudo Enrique (Alfredo Castro), quien inmediatamente sufre un pequeño y no letal infarto. Al enterarse, su hija Cecilia (Leonor Varela) parte a la granja familiar para cuidar de él junto a su hermano Bernardo (Marcial Tagle). De camino, ven por la ventana protestas relacionadas a los peces muertos.

En “La vaca que cantó una canción hacia el futuro”, los animales se manifiestan a través de canciones y el ciclo de vida y muerte es utilizado para crear una reconciliación con el pasado y así forjar un mejor futuro. Esto es logrado a través de la fascinante utilización del realismo mágico por parte de Francisca Alegría, quien aquí dirige su largometraje debut después del éxito de cortometrajes como “Y todo el cielo cupo en el ojo de la vaca muerta” y “Agua en la boca”.

La columna vertebral de esta película está compuesta por las fricciones familiares ocasionadas por su patriarca. El legado familiar de Enrique es su fábrica de leche y no está interesado en reconocer sus defectos, utilizar lenguaje adecuado o mejorar las condiciones de sus vacas; caso contrario a Bernardo, quien tiene una personalidad insegura y luce infeliz porque siempre ha vivido bajo el yugo de un padre, trabajando en algo que no le gusta.

La conducta y mentalidad de Enrique se extiende en Cecilia, quien tiene dos hijas, pero no quiere reconocer como mujer a una de ellas, Tomas (Enzo Ferrada Rosati). Con el paso de la trama, vislumbramos el impacto emocional que esto tiene en Tomas al tiempo que se hace evidente la manera en cómo Cecilia está repitiendo lo que su padre hizo con su madre.

La película encuentra sus mejores momentos cuando Alegría pone su atención en los animales. Similar a lo realizado por Viktor Kossakovsky en “Gunda” o João Paulo Miranda Maria en “Casa de Antiguidades”, la directora lograr capturar la vida que hay detrás de los ojos de cada animal, generando así una poderosa reflexión sobre nuestro trato hacia ellos. Hay algo profundamente triste en escuchar a un grupo de animales cantando sobre su propio fin.

Pero cuando la cámara está enfocada en los humanos, “La vaca que cantó una canción hacia el futuro” es desafiante debido al ritmo pasivo de la historia y la generación progresiva de más preguntas que respuestas. Sin embargo, estos elementos eventualmente forman una experiencia transformativa que recompensan tu paciencia aterrizando un exquisito mensaje ecológico.

“La vaca que cantó una canción hacia el futuro” estudia el profundo daño generacional que dejaron nuestros antecesores, pero no se queda en la negatividad o nihilismo, sino que nos alienta a reconocer, enfrentar y aprender de esos errores para no repetirlos. Esta sanación es representada por los encuentros de Magdalena con cada miembro de su familia. 

Y esta magnífica metáfora aplica tanto a aspectos familiares como ambientales. Nuestros antecesores nos heredaron un planeta herido y al borde del colapso; su influencia nociva permea en la atmósfera que respiramos. Pero así como debemos aprender a identificar las conductas tóxicas de nuestros padres que no queremos repetir con nuestros seres queridos, también debemos estudiar y entender los errores que han afectado al medio ambiente para intentar repararlos y forjar un mejor futuro. 

Alegría nos motiva a erradicar mentalidades nihilistas y luchar por el planeta. Y es que al final de su canción, los peces prometen que “como Magdalena” también volverán… así como, con un correcto cuidado de su entorno, los cisnes de cuello negro eventualmente volvieron a Río Cruces hasta alcanzar números récord. La muerte puede dar paso a la vida, pero también tenemos que poner de nuestra parte. Es un mensaje optimista que llega en el momento más necesario y, ¿qué mejor manera de transmitirlo que con animales cantando?

“La vaca que cantó una canción hacia el futuro” o “The Cow Who Sang a Song Into the Future” tuvo su estreno mundial en Sundance 2022 en donde compite en el programa de World Dramatic Cinema.