Agatha Christie es una de las mayores referentes de la novela policiaca; muchas de sus obras han sido adaptadas al teatro y al cine con la seriedad requerida, sin embargo, pocas son las que se han mofado de aquellas convenciones, tropos e incluso de la misma imagen de Christie como “Mira cómo corren” del director debutante en cine Tom George, pues no solo es otra película de “whodunit“ o “¿quién lo hizo?”, sino que delinea ágilmente una historia con personajes que se burlan de ellos mismos y de las situaciones a su alrededor a través de un retrato metaficcional.

Después de la desastrosa celebración de las 100 representaciones de la obra “La ratonera” basada en la obra de Agatha Christie, el director Leo Kopernick (Adrien Brody), quien la adaptaría al cine,  aparece muerto. El inspector Stoppard (Sam Rockwell) y la agente novata Stalker (Saoirse Ronan), deben indagar en el asesinato del director, pero la irreverencia de los hechos entorpecen la intrigante investigación.

Lo más sobresaliente de esta propuesta de crimen es la química y la relación entre Rockwell (“Jojo Rabbit”) y Ronan (“Ammonite”), pues además de dotar a la película de comicidad con sus interacciones desparpajadas y hormigueantes, van matizando la trama a través de sus personalidades opuestas, pero complementarias. La construcción de estos dos personajes es tan elegante y sutil como encantadora y pícara, sobre todo el interpretado por Ronan, quien demuestra tener una habilidad natural para explorar la comedia. 

Está por demás decir que esta cinta homenajea a la figura de Christie, sin embargo, también se sale con la suya al aligerar las historias y el sello de la autora británica mediante la farsa, la metaficción que involucra al espectador explícitamente y unos toques de burla sin ningún intento de ofensa o desprestigio. En ocasiones, aquel humor trastabilla y no logra encajar del todo, pero cuando da en el clavo, otorga buenos momentos aunque no memorables.

Si bien el ritmo es inestable, no afecta el giro de trama hacia el final de la película. Muchas de las escenas logran desarrollarse con soltura y devoción por el desarrollo del misterio y la criminalidad. La metaficción, donde las situaciones involucran al espectador como ayudantes de los investigadores, provoca sensaciones de inmersión, así como un dejo de complicidad que funciona para engancharse aún más con la narrativa.

El nivel de propuesta por parte del director Tom George y su cuantioso equipo sobresale en el atractivo diseño de producción en el cual espacios cerrados, abiertos, artilugios, vestuarios y más cosas son recreados con atención al detalle para pasear al espectador por los años 50. Hay un festín de referencias a la época, al contexto teatral y fílmico que como espectador se agradece bastante. 

“Mira cómo corren” es una película propositiva, con cierto encanto, que homenajea y tiene chispa. Además, goza y se apoya de dos talentosos protagonistas en Rockwell y Ronan, y pese a sus convencionalidades, logra intrigar y divertir al público mediante una hora y cuarenta minutos. 

“Mira cómo corren” ya está disponible en cines.