Christopher Landon, director conocido por películas de terror propositivas como “Freaky” o “Feliz día de tu muerte”, estrena “Tenemos un fantasma”, un relato que transita entre el terror, la comedia y la acción desenfrenada junto a un atractivo ensamble actoral, sin embargo, no se salva de caer en la excesiva cursilería y el abuso de las coincidencias narrativas y los lugares comunes del terror. 

Kevin (Jahi Di’Allo Winston) llega a vivir, junto a su hermano y sus padres, a una casa abandonada, la cual ha sido acechada durante más de cincuenta años por el fantasma de Ernest (David Harbour). Con el paso de los días, Kevin se percata de los sucesos paranormales en la vivienda, hasta que se topa con Ernest, quien al principio pretende ser temible y feroz, pero resulta ser amistoso y tímido. Tras enterarse de su existencia, su padre Frank (Anthony Mackie) comienza a grabar videos del fenómeno sobrenatural para intentar monetizarlos en Internet, lo cual desata una ola de popularidad mediática alrededor de la familia, pero también de caos debido a la oscura verdad que envolvió a la muerte de Ernest. 

Sin duda, “Tenemos un fantasma” se despega de las intenciones elocuentes y llamativas del director Landon impregnadas en sus anteriores propuestas, pero no por eso es un trabajo menor, más bien tiene un estilo parco, con mayor apego a la convencionalidad, pero efectivo al final de cuentas. La forma sobre sustancia prevalece: la clásica y cliché historia donde la familia, inocentemente, llega a una casa abandonada sin preguntarse nunca por qué tomaron esa decisión irracional, sin embargo, gracias a los sólidos vínculos que expresan, cada personaje goza de matices suficientes para complementar a la trama.

David Harbour (“Black Widow”) interpreta a un fantasma inusual y repleto de comedia a través del equilibrio entre mímica exacerbada y gestos más sutiles cuando la narrativa lo requiere. Adicionalmente, el personaje de Harbour es el motor para echar a andar una historia que podría ser muy predecible, pero resulta en una aventura que combina la comedia y los toques de terror con la acción irreverente en automóviles y persecuciones a pie. Esta mezcla provee de entretenimiento pese a los destanteos rítmicos. 

Uno de los temas más relevantes que propone la película es el por qué no descansan las personas al morir y se convierten en alma en pena. Una lástima que este y otros temas en relación a la muerte y su posteridad se hayan quedado en el tintero, ya que pudieron funcionar con mayor fuerza a nivel emocional y narrativo.

Por otro lado, en la secuencia que funciona como el primer punto de ruptura, cuando Frank graba a Ernest y publica el video en internet con tal de monetizar el morbo, el director estadounidense pone sobre la mesa la discusión sobre los contenidos que se consumen en línea y por supuesto, son virales. Como consumidores, ¿nosotros tenemos la libertad de elegir el contenido y en consecuencia, viralizar, o son las plataformas las que eligen realmente?

“Tenemos un fantasma” tiene temas interesantes, sobre todo por la gran visión de su director, sin embargo, no logran cuajar completamente debido a la inconsistencia y simpleza de su trama. Es entretenida, con buenos momentos si a distintos géneros se refiere, pero lo más probable es que se desvanezca pronto de la memoria. 

Tenemos un fantasma” ya está disponible en Netflix.