Un astronauta flota en un centro espacial, junto con otros objetos a su alrededor. La cámara sigue su viaje hasta detenerse en la ventana, a través de la cual se ve la Tierra en todo su esplendor desde el espacio exterior. No se trata de una película de ciencia ficción, sino de “The Longest Goodbye”, un valioso documental del director Ido Mizrahy sobre los efectos del aislamiento prolongado en los astronautas.
La NASA planea llegar a Marte en la próxima década, pero para ello deben considerar cómo afectará esto a las personas elegidas para dicha misión, la cual duraría 3 años. Una división especializada en psicología explora las implicaciones que esto tendría en la mente humana y cómo la tecnología puede ayudar a predecirlas y a sobrellevar la soledad.
El documental usa material que parecería sacado de un futuro lejano para complementar las entrevistas de los expertos: realidad virtual, inteligencia artificial, simulaciones de la vida en Marte, el día a día en un centro espacial, la posibilidad de hibernación prolongada, todo esto y mucho más es explorado a detalle no sólo en palabra sino con recreaciones de su aplicación. Todo amante del sci-fi encontrará aquí material interesantísimo de cómo la realidad ha llegado a superar varios de los sueños más alocados de la ficción.
La historia pasa de tema en tema de forma fluida sin sentirse atropellado o pesado: cada descubrimiento o investigación tiene su propio segmento sin sentirse aislado o como una lista obligada. Uno de los mayores aciertos es cómo el director evita convertir este trabajo en una pieza propagandística de la NASA y muestra tanto las ventajas como defectos de los distintos avances presentados; por ejemplo, cuando explora la inteligencia artificial, la interacción entre un robot y un humano termina con la máquina acusando a la persona de ser grosera, tras lo cual uno de los astronautas expresa su miedo a ser descartado de la misión por los criterios establecidos por una IA.
Sin embargo, este fascinante acercamiento no sería tan poderoso sin la humanidad que el documental tiene como eje. Ante todo, lo que se busca explorar son los efectos de la soledad en estas personas y sus familias, así como las motivaciones detrás de elegir dicha vida. Se nota la disyuntiva que viven los personajes al tener que decidir entre el amor por su profesión y por sus seres queridos. El director consigue transformar algo tan lejano como una misión a Marte en una experiencia emotiva y universal. Después de hipnotizantes pláticas sobre ciencia y descubrimientos, Mizrahy elige el hogar como espacio para cerrar la historia, la intimidad siempre se sobrepone a la inmensidad del universo.
“The Longest Goodbye” nos recuerda que un documental puede ser didáctico sin sacrificar la emoción ni la calidad. Es una película imprescindible para todo fanático del espacio y la ciencia, pero igual cualquiera puede encontrar en sus temas algo en lo cual reflejarse (sobre todo con el aislamiento que se ha vivido en los últimos años). Digerible, fluido y con el corazón en el lugar indicado, este es un trabajo que muestra cómo la mente humana oculta tantos misterios como el universo.
“The Longest Goodbye” se presentó en la sección SCIENCE de CPH:DOX 2023.