“El maridaje perfecto”, del director Stuart McDonald, es otra de esas películas que parece hecha en un laboratorio especial en el que Netflix crea trabajos al estilo de las producciones de Navidad de Hallmark Channel con vibras de una película original de Disney Channel. De manera similar a “Tratamiento real”, es predecible en todos los sentidos, pero el carisma de Victoria Justice y una propuesta por encima de la media en este tipo de productos la hacen disfrutable.
Tras renunciar a su trabajo y abrir su propio negocio, Lola (Victoria Justice), una experta en maridaje, viaja a una hacienda en Australia para conseguir una cuenta importante de vinos. La dueña acepta ver su proyecto solo si trabaja en el cuidado de la hacienda por dos semanas. Max (Adam Demos), el guapo y misterioso encargado del lugar, tiene la obligación de guiarla, pero en este camino empieza a surgir algo más entre los dos.
Hay que comenzar diciendo que, si bien esta es una clásica película de televisión, el equipo detrás de ella sabe muy bien su objetivo: el director tiene entre sus créditos capítulos de “Crazy Ex-Girlfriend”, “Black-ish”, “Speechless”, entre otros; por su lado, las guionistas Hilary Galanoy y Elizabeth Hackett han tenido años de colaboraciones en el género, entre ellas las producciones de Netflix “Amor en obras” (también protagonizada por Adam Demos) y “Amor garantizado”, y las películas originales de Disney Channel “Un chiflado encantador” y de Hallmark Channel “My Best Friend’s Bouquet”. El resultado es un producto consciente de los deseos de su audiencia, uno que los cumple con una factura bien lograda.
A diferencia de las películas de “Un príncipe de Navidad”, cuyo encanto recae en lo terribles que son, esta cinta sí cuenta con buenas actuaciones, puestas en escena cuidadas sin ser geniales, momentos tiernos y mucho menos cringe del que uno asocia a estas historias. Si bien todo es tan predecible como lo esperas, dudo que alguien se acerque a la película esperando un gran romance épico lleno de poderosos giros, personajes inolvidables y apuestas altas. Victoria Justice particularmente se mueve con facilidad y soltura en una historia con muchos paisajes, vino, diálogos expositivos descarados, una bonita canción para presumir su voz y algunas escenas de Adam Demos sin playera.
Aunque sí es decepcionante ver a buenos actores y recursos usados en productos que no ofrecen nada innovador, “Un maridaje perfecto” (aún con todos sus clichés y guion predecible) es mejor y cuenta mucho más que “Emily in Paris” en sus dos ofensivas temporadas. Tal vez no sea el mejor halago, pero ciertamente los fans de Justice y de este tipo de contenido saldrán satisfechos.
“Un maridaje perfecto” ya se encuentra disponible en Netflix.