La galardonada “La hija oscura” o “The Lost Daughter” de Maggie Gyllenhaal ya llegó a Netflix y si te quedaste con alguna duda sobre sus planteamientos, ideas y final, en este artículo, lleno de spoilers, te ayudamos con la explicación.
“La hija oscura” es una adaptación del libro del mismo nombre de Elena Ferrante y sigue a una profesora llamada Leda (interpretada por Olivia Colman) cuyas idílicas vacaciones en una isla griega son interrumpidas por una ruidosa familia. En ella, se encuentran una joven madre llamada Nina (Dakota Johnson) y su hija Elena. Al interactuar con ellas, Leda comienza a obsesionarse, actuar de manera misteriosa y a recordar sus propias experiencias como madre de dos hijas. Esto es representado a través de flashbacks en donde, de manera paralela al presente, aprendemos sobre el pasado de Leda (aquí interpretada por Jessie Buckley): estudió traducción, tenía una prometedora carrera académica y a un esposo llamado Joe que no la apoyaba en la crianza de sus dos hijas. La responsabilidad total caía en Leda.
La conversación con Callie
Temprano en la película, Leda sostiene una conversación con Callie, una mujer embarazada que forma parte de la ruidosa familia y hermana de Nina. La charla, que se revuelve alrededor de la futura maternidad de Callie, llega a su punto crítico cuando Leda dice las siguientes palabras: “Children are a crushing responsibility”. Los subtítulos en español de Netflix traducen las palabras clave “crushing responsability” como “responsabilidad inmensa”. En mi opinión, esta traducción falla en comunicar el impacto de la escena. “Aplastante” o “Apabullante” hubiera sido una traducción más fiel, pues este sentimiento es la base de “La hija oscura”. De hecho, tras escuchar estas palabras, el personaje de Callie luce sorprendida y hasta preocupada. ¿Por qué?
Tradicionalmente, las normas de nuestra sociedad patriarcal han dictado que la maternidad tiene que ser amor puro y que una madre debe dedicarle el 100% a sus hijos o hijas. Decir que la maternidad puede ser sofocante o exasperante va contra las ideas tradicionales de la sociedad, mismas que incontables películas han representado. Pero “La hija oscura” desafía esos conceptos presentando la dualidad de la maternidad: sí, existe el amor hacia tus hijos pero también las frustraciones y sentimientos de asfixia al criarlos.
“He sido madre durante 15 años, así que estoy en medio de eso. Ahora tengo algo de experiencia. Y creo que incluso desde el momento en que nacen, el espectro de sentimientos es enorme. Hay éxtasis y alegría y esta conexión insondable por un lado. Y por otro lado, hay verdadero terror y ansiedad”, dijo la directora Gyllenhaal en una entrevista con Elle.

La culpa de Leda
En el tercer acto del filme, Leda se describe como “una madre antinatural” porque, como aprendemos durante su conversación con Nina en el mercado, felizmente abandonó a sus hijas para perseguir su carrera y un amorío. Como expliqué en mi crítica de “La hija oscura”, Leda siente una enorme culpa por todo esto: no fue la madre perfecta que la sociedad patriarcal y opresora dicta. Sí, amaba a sus hijas, pero sus labores como madre también la asfixiaban a nivel físico, emocional y hasta sexual. Las interacciones con sus hijas son estresantes y algo tan simple como la petición de un beso o un abrazo parecen ataques; tampoco ayuda que su esposo es un inútil que hace poco por apoyar sus labores como madre. Gyllenhaal hace un excelente trabajo transmitiendo el agobio que Leda está viviendo como madre.
La escena flashback en donde la joven Leda se encuentra con una pareja de senderistas es clave: al escuchar cómo el hombre (Nikos Poursanidis) tranquilamente dejó a sus hijos para viajar por el mundo, Leda se da cuenta de que es posible tener una vida más allá de sus hijas.
Más tarde, cuando es invitada a una serie de pláticas académicas, Leda recibe una probadita de la libertad que podría tener si no tuviese hijas. Contrastante a su vida en casa en donde no tiene intimidad, su esposo tiene problemas de disfunción y sus hijas no la dejan respirar, aquí tiene un cuarto de hotel para disfrutar sola y pedir la comida que quiera. Y lo más importante: el reconocido y carismático profesor Hardy (interpretado por Peter Sarsgaard, esposo de la directora Gyllenhaal) baña de halagos su trabajo y muestra un claro interés en ella; el profesor le está dando a Leda la atención, calidez y eventualmente la oportunidad de expresión sexual que no recibe en casa. Esta experiencia llena de vida a Leda y le otorga la libertad que la asfixia de criar a sus hijas le había arrebatado. Acto seguido, Leda abandona a sus hijas para continuar su amorío con el profesor Hardy y desarrollar su fructífera carrera académica.
“Intenté ser lo más honesta posible. Se trata de normalizar un espectro masivo de sentimientos. Creo que, especialmente para la joven Leda y para Nina, su deseo –su deseo intelectual masivo, deseo artístico, deseo físico– es más grande de lo que les han dicho que pueden tener o necesitar, y definitivamente me identifico con eso”, expresó Gyllenhaal para el New York Times.

El robo de la muñeca
Al igual que lo vivido por Leda, el esposo de Nina parece ser un inútil: está inmiscuido en el crimen y da la impresión de que está más interesado en los glúteos de Nina que en ayudar en la crianza de su hija. Asimismo, al descubrir a Nina teniendo un amorío con Will (Paul Mescal), Leda refuerza la idea de que Nina es una madre en búsqueda de algún tipo de libertad, de alejarse del conformismo de una maternidad tradicional. Leda ve en Nina un espejo de su juventud. Sin embargo, Nina parece llevar un proceso maternal mucho más idílico y eso le causa conflicto.
Al ver la tranquila relación que Nina lleva con su hija Elena, Leda comienza a sentir mayor culpa y arrepentimiento por su conducta como madre, una conducta que las normas tradicionales de la sociedad rechazan. Por ello, Leda, ya sea consciente o inconscientemente, intenta romper con esa serenidad y hacer que Nina sienta la asfixia que ella vivió como madre. Citando a mi crítica: “Al hacer esto, Leda intenta compartir la culpa, o hasta liberarse de ella: quiere ver a alguien más atravesar por su situación y así comprobar que lo que ella sintió — esas ganas de abandonar a sus hijas — no es un acto criminal, sino natural.”
El robo de la muñeca genera caos en la relación entre Nina y Elena, quien ahora no para de llorar y sofocar a su madre con berrinches. Pero la muñeca no solo es un agente de caos para lograr lo descrito en el párrafo anterior, también es un símbolo del pasado de Leda.
En uno de los flashbacks vemos a Leda regañar a su hija por pintarrajear la muñeca de su infancia, llevándola a arrojarla por la ventana en un acto de ira. Ahora, en el presente, Leda toma a la muñeca de Elena para interactuar con su pasado. No solo la guarda en una alacena de la cocina para esconder el robo, también lo hace para proteger al objeto que simboliza su maternidad. Al dormir abrazada de la muñeca, Leda revive las facetas felices de su pasado; al limpiarla de la suciedad y drenarla de agua, intenta reparar las acciones negativas provocadas por ira; y al tirarla a la basura, intenta olvidarse de ese símbolo de negatividad de sus primeros años de maternidad.

Explicación del final de “La hija oscura”
En la poderosa escena del mercado, Leda finalmente confiesa a Nina que abandonó a sus hijas por tres años y se sintió increíble de haberlo hecho. Aquí, Leda ayuda a Nina a fijarse un sombrero al pelo con ayuda de una horquilla.
Posteriormente, Nina visita el departamento de Leda (quien inicialmente cree que viene por las llaves del departamenteo para tener sexo con Will). Aquí, Leda dice ser una “madre antinatural” y confiesa haberse robado la muñeca de Elena. Una enfurecida Nina toma la muñeca y apuñala a Leda en el estómago con la horquilla, advirtiéndole que se cuide las espaldas.
Esa misma noche, Leda toma sus maletas y se marcha en su carro rentado. Durante el trayecto comienza a sentirse mal y tras chocar, sale del carro, se tambalea hasta la playa y aquí colapsa. Es justo lo que vimos en la escena inicial del filme. A la mañana siguiente, Leda se despierta, ve sangre gotear de su herida y habla por teléfono con su hija Bianca, quien se encuentra con su otra hija Martha. Ambas están deleitadas de escuchar a su madre. También aprendemos que las hijas llevaban un largo rato intentando contactar a Leda sin éxito (la preocupación significa que la quieren). Mientras habla por teléfono, Leda saca una naranja y comienza a pelarla en forma de serpiente, tal y como le enseñó a sus hijas. Y así, la película acaba.
Antes de indagar sobre la muerte (o no) de Leda, vamos a platicar sobre la naranja. A lo largo de “La hija oscura”, la naranja aparece durante las escasas memorias felices entre Leda y sus hijas, es decir, esta fruta representa amor y felicidad para Leda.
En el presente, la naranja continúa apareciendo en la narrativa. En el primer acto, al llegar al departamento, Leda ve una naranja fresca en un canasto, pero ésta resulta estar podrida por dentro. Podríamos decir que esa naranja específica es una metáfora de la relación de Leda con sus hijas: a primera vista hay amor, pero al pelar las capas de la relación, encontramos podredumbre.
Habiendo dicho todo esto, parece que el final es uno de reconciliación y felicidad, pues Leda está pelando una naranja (símbolo de conexión con sus hijas) al tiempo que escucha a sus hijas expresar su amor por ella.
Sin embargo, en esta escena encontramos un toque de surrealismo y ambigüedad. La naranja que Leda está pelando se encuentra en perfecto estado y parece haber aparecido mágicamente, pues no la tenía cuando se tambaleó fuera del carro la noche anterior y, como recordarás, la otra naranja con la que entró en contacto estaba podrida por dentro. Esto sugiere que la escena final podría ser un sueño de Leda en donde proyecta sus deseos de ser aceptada y amada por sus dos hijas. Otra interpretación es que Leda murió en el accidente y lo que vemos es una representación de los deseos de reconciliación de Leda con sus hijas y con sí misma: la naranja ya no está podrida y el amor con sus hijas, íntegro. Leda ya no siente culpa.
Como verás, el final ambiguo de “La hija oscura” no tiene una explicación total y está abierto a interpretación. Sin embargo, independientemente de ello, este desenlace está conectado con las intenciones del filme: expresar las opresiones psicológicas de la maternidad y la dualidad que habita en ella.
“¿Si en lugar de que todas tengamos esa experiencia de sentirnos solas en nuestras habitaciones, qué pasaría si pudiera crear una situación en la que fuera común, donde estas cosas realmente se hablaran en voz alta?”, dijo Gyllenhaal para el New York Times. Y es que Gyllenhaal está hablando “en voz alta” de temáticas maternales que muchas personas consideran prohibidas. Puedes amar profundamente a tus hijas pero también sentir que algo falta en tu vida. Como mencioné en mi crítica, “Contrario a lo que las ideas de la sociedad y muchas películas intentan dictar, la maternidad no siempre tiene que ser maravillosa. También puede ser agobiante y aterradora.”
¿Cuál fue tu interpretación del final de “La hija oscura”? ¿Te gustó esta explicación? ¿Te gustó el filme? Nos encantaría escuchar tu opinión y tus reflexiones sobre “La hija oscura” en nuestras redes sociales (Twitter, Facebook, Instagram). También te invitamos a seguir nuestra cuenta de TikTok para más recomendaciones.
“La hija oscura” ganó Mejor Película, Guion, Actriz y Dirección Revelación en los Gotham Awards 2021. También está nominada a dos premios en los Critics’ Choice Awards 2022 y nominada a Mejor Película, Dirección, Actriz de Reparto y Guion en los Spirit Awards 2022. Te invitamos a seguirnos para conocer el recorrido de esta película en la actual temporada de premios. ¿Llegará al Oscar?