Por: Alejandra Herrera. Estrenada en 2020, Leigh Whannell escribió y dirigió una adaptación de la famosa historia homónima de H.G. Wells, “The Invisible Man” publicada en 1897, la cual tuvo un buen recibimiento de la crítica y el público para colocarse como una de las mejores cintas de suspenso psicológico.
Una mirada inocente y una sola palabra: ¿bastaría eso para poder identificar a quien te ha hecho daño? Después de tantos años de abusos y maltratos, para Cecilia (Elisabeth Moss) lo fue. Con ese gélido ambiente a cuadro y la construcción de espacios minimalistas, nos encontramos ambientados en una trama siniestra y perturbadora, de tonos fríos y rostros demacrados. Cecilia ya no es feliz.
Con el rostro marcado por una angustia palpitante y la búsqueda por ser libre luego de haber estado en una relación violenta, la protagonista se ve perturbada por una serie de eventos extraños y de tintes paranormales; Elisabeth Moss hace una genial interpretación a través de su lenguaje facial y corporal, dándole vida a una mujer trastornada por la violencia y las secuelas que ésta ha provocado.
A Cecilia se le acaban las opciones para continuar en el papel de la esposa perfecta y soportar la compañía de su esposo controlador (Adrian) interpretado por Oliver Jackson-Cohen. El último recurso: huir. Cecilia intentará huir de su pasado pero este la seguirá afectando una y otra vez al punto de llevarla al límite de la desesperación; nuestra protagonista deberá averiguar qué está realmente sucediendo a su alrededor, qué o quiénes le provocan una sensación de acecho y encontrar la solución. ¿Es acaso Adrian el culpable de sus afectaciones mentales?
Adrian, famoso y reconocido científico enfocado en los estudios de la óptica, pone a prueba sus inventos utilizando como conejillo de indias a su esposa. Aunque él es uno de los personajes menos expuestos a cuadro, sin duda tiene un impacto fuerte durante el desarrollo de la trama, pues la duda va tomando fuerza acerca de saber si es él quien acecha a Cecilia cuando ya no se encuentran juntos, si se trata de una situación paranormal, o si son solo delirios en ella.
Whannell hace partícipe al espectador a través de planos secuencia involucrando a una Cecilia aislada; entre luces apagadas y sábanas escurridizas, la cámara sigue un curso alrededor de la cama, se acerca y se aleja cuando la sábana se resbala hacia el piso. La presencia misteriosa le ha quitado el sueño y el ambiente se torna pesado; solo ella y nadie más lo nota. La intriga continúa cuando ella toma la sábana del piso y se atora en aparentemente nada, comprobando que su intuición no estaba equivocada. Todos estos elementos le brindan al espectador una participación: estar en los ojos de quién acosa a Cecilia, acercarse cuanto quiera a partir de la cámara y alejarse.
“The Invisible Man” es una película interesante la cual sorprenderá a más de uno con los giros de su último acto, gracias a las actuaciones de Moss y Jackson-Cohen. Esta adaptación ofrece una trama más completa y con mejores efectos especiales que otras cintas de índole similar como “El Hombre Sin Sombra”.
Octubre está casi por concluir y las películas de terror y suspenso sobran para la temporada, “The invisible Man” es una de ellas; este filme es la prueba de que no se necesita la fórmula clásica de actores y directores multipremiados para obtener un buen resultado en un género complicado de manejar.