El 14 de julio de 2020 se cumplen 20 años del estreno de “X-Men”, una película de superhéroes que impulsó al género, demostró el potencial de adaptar cómics y cuya identidad sigue siendo vigente. 

A tantos años de distancia y con el actual boom en el género de superhéroes, el logro de los Hombres X no parece gran cosa. Sin embargo, cuando inició el milenio las cosas eran muy distintas. Las películas de superhéroes no eran exactamente sinónimo de calidad, y más bien, eran ridiculizadas. Pensar en poner a un equipo de héroes en pantalla grande era una apuesta muy arriesgada.

Los antecedentes

A principios de los 70’s e inicios de los 80’s, las dos primeras películas de “Superman” fueron un hit crítico y económico, pero con su tono cursi, deficiente guión y mediocres efectos visuales, las subsecuentes secuelas sepultaron la imagen del Hombre de Acero en Hollywood y provocaron un daño profundo a la percepción del superhéroe en la pantalla grande. 

superman-iv
Superman IV: The Quest for Peace

En 1989, Tim Burton logró revivir el género con la primera película de “Batman”. Esta primera adaptación dejó atrás la caricaturesca imagen del hombre murciélago para darle un tono sombrío y mucho más serio. Las audiencias aceptaron a esta encarnación atormentada del superhéroe.

Tras el éxito taquillero de “Batman”, Warner Bros procedió a ordeñar la franquicia hasta dejarla seca. El estudio produjo tres filmes en un periodo de seis años. Cada secuela fue empeorando, así que Warner ordenó hacer historias más infantiles para atraer familias a salas de cine. ¿El resultado? La apresurada y cursi “Batman & Robin” de 1997 fue destrozada por audiencias, críticos y por sus propios actores y director. Al igual que “Superman IV: The Quest for Peace”, este filme es considerado uno de los peores de todos los tiempos.

El ímpetu desmedido de Warner Bros no solo mató a la franquicia, sino que dejó mal paradas a las adaptaciones de cómics. Otra vez, los superhéroes eran una caricatura.

El resurgir de los mutantes

Mientras Batman recorría Ciudad Gótica con pezones de fuera, Marvel estaba en serios problemas económicos. Tempraneras adaptaciones de “Howard the Duck” (1986), “The Punisher” (1989) y “Capitán America” (1990) resultaron en desastre.

Después de diversos fracasos de marketing, Marvel creó Marvel Studios en 1996 y comenzó a vender los derechos cinematográficos de sus personajes. Entusiasmados con el éxito de la caricatura animada de los X-Men en su canal para niños, 20th Century Fox adquirió la licencia para producir películas de los mutantes.

X-Men-The-Animated-Series-Graduation-Day
X-Men: The Animated Series

Sin embargo, el camino fue rocoso para llegar al triunfo mutante. El proyecto “X-Men” estuvo atrapado en un ‘infierno de producción’ desde 1984. En algún punto, James Cameron y Kathryn Bigelow estuvieron involucrados con la producción de la película, pero nunca se concretó nada. Después de obtener los derechos en 1994, Fox tuvo en sus manos guiones, reescrituras e ideas de gente como Andrew Kevin Walker, Joss Whedon, Michael Chabon y James Schamus, pero nada dejaba satisfecho a Fox. 

El proyecto seguía sin encontrar el guión adecuado y ni siquiera el haber conseguido director en 1996 ayudó a agilizar el asunto. En 1998, el escritor de cómics y mente creativa detrás de algunas de las historias más importantes de los X-Men, Chris Claremont auxilió a los escritores explicando los conceptos clave y diferenciadores de estos superhéroes. Con esa base, Christopher McQuarrie, Tom DeSanto y David Hayter trabajaron en diversas versiones hasta aterrizar la versión final del guión.

¿Mutantes contra homo sapiens?

En los cómics, el discurso social de los X-Men siempre se centró en el concepto de tolerancia. Su historia es una metáfora sobre miedo y odio. El Profesor X busca una convivencia pacífica entre mutantes y humanos, mientras que la ideología de Magneto es agresiva, siempre en pro de los derechos mutantes. Profesor X sigue una filosofía similar a la de Martin Luther King Jr. y Magneto, a la de Malcolm X.

En un punto de la historia aparecen los Centinelas, robots construidos por humanos con el objetivo de cazar, capturar o hasta eliminar a mutantes: son la conceptualización del odio. La historia de la humanidad, y en particular la de Estados Unidos, siempre ha tenido Centinelas, solo que en el mundo real se llaman policías, y su objetivo es abusar de personas que ellos consideran distintas.

x-men-protests

A diferencia de superhéroes como Spider-Man o Flash, los mutantes nacieron con habilidades, muchas de ellas manifestadas durante la pubertad. Y a pesar del repudio de la sociedad, estos mutantes tuvieron que aprender a aceptarse y sentirse orgullosos de sí mismos. “Dark Phoenix Saga”, una de las historias más populares en la historia de los cómics, es en realidad un relato sobre identidad. Si no lo has captado aún, los X-Men también simbolizan a la comunidad LGBTQ.

Escritores como Chris Claremont introdujeron a personajes profundos y empáticos. Kitty Pryde, la adolescente nerd y rebelde; Rogue, la chica incapaz de tocar a otros, siempre aterrorizada de amar; Rachel Summers, víctima de abuso; Mystique, orgullosa de su identidad y su color azul; Dazzler, una mutante que utilizó sus habilidades ‘distintas’ para brillar en el mundo del espectáculo. Y así, en los cómics de X-Men podemos encontrar más ejemplos de personas que aceptaron lo que las hizo diferentes para salir adelante. Los X-Men siempre han sido y serán sobre orgullo y diversidad.

La nueva era del mutante

Cuando “X-Men” llegó a cines hace dos décadas, fue una bocanada de aire fresco. 20th Century Fox tomó las ideas de los cómics, se alejó del concepto cursi del superhéroe y modernizó el género. Dentro de esta historia, seres ‘distintos’ eran forzados a esconderse y sentirse avergonzados de sí mismos. “X-Men” tomó las ideas del cómic y nos presentó una alegoría a los derechos raciales y LGBTQ. 

En pantalla teníamos personajes con habilidades ridículas y nombres exagerados… pero eran seres humanos, y podíamos empatizar con ellos. Eso hizo toda la diferencia.

En el primer acto escuchamos un discurso de odio de Robert Kelly, un senador estadounidense, blanco y arrugado, que busca exponer a todos los mutantes para tener un mejor control de ellos. Kelly se expresa de los mutantes como si fueran inferiores, sub-humanos. No importa en qué año veas “X-Men”, el discurso sigue vigente: prende la tele y escucharás a políticos intentando segregar al pueblo.

Más tarde, después de haber raptado al Senador Kelly en un helicóptero, Mystique aprovecha la oportunidad para expresarle su odio: “Personas como tú son la razón del por qué tenía miedo de ir a la escuela cuando era pequeña”. Y así como Mystique, ¿cuántas personas no tienen miedo de ir a la escuela actualmente? ¿cuántas personas esconden su verdadera naturaleza para no ser ridiculizadas? Con una línea de diálogo, los guionistas explicaron quien era Mystique y sin importar su bando, por qué podías empatizar con ella.

Hubiera sido fácil hacer a Magneto un villano maquiavélico del montón, pero Fox nos presentó una historia trágica, complicada y creíble. La agresiva filosofía de Magneto estaba totalmente justificada. 

El personaje de Wolverine fue un éxito inmediato. Con su feroz interpretación, Hugh Jackman saltó a la fama mundial y sentó las bases para construir un fascinante arco que culminaría 17 años después con “Logan”, un existencialista retrato de muerte.

Sí, tenían habilidades extraordinarias, pero los seres que habitaban el mundo de X-Men, eran de carne y hueso.

El legado de X-Men

Aquellos que no conocían los cómics, encontraron en “X-Men” un poderoso discurso sobre intolerancia. Atrás quedaron los héroes ridículos en spandex y los villanos de caricatura. “X-Men” comprobó que el género de superhéroes tenía la capacidad para contar complejas e inteligentes historias. 

Pronto tuvimos películas de superhéroes utilizando problemas políticos y sociales en su discurso. Lo que comenzó con “X-Men” continuó con la trilogía de “Dark Knight”, el hito cultural “Black Panther, y los mensajes anti-sexismo de “Captain Marvel”, por mencionar a algunos.

Encima de todo esto, la película introdujo de manera elegante a toda una gama de héroes y villanos, estableciendo la posibilidad de llevar al cine a todo un universo comiquero. Kevin Feige recibió créditos como productor asociado en “X-Men”. Esa experiencia probó ser invaluable más tarde cuando ayudó a crear el Universo Cinematográfico de Marvel.

X-Men-2000-stewart-jackman

El legado de la franquicia creció con “X2” (2003), una aclamada secuela que expandió al universo y utilizó su narrativa para simbolizar con efectividad la opresión de la comunidad LGBTQ. En 2006, “X-Men: The Last Stand” fue demasiado ambiciosa: intentó abarcar muchos temas, se alejó de alegorías sociales y terminó siendo un fracaso creativo que casi sepulta a la franquicia. Otro tropiezo llegó en forma de “X-Men Origins: Wolverine” (2009), un desastre narrativo que amenazó la línea del tiempo del universo mutante.

Años más tarde, “X-Men: First Class” (2011) y “X-Men: Days of Future Past” (2014) retomaron la esencia comiquera, impulsaron ideas sobre derechos civiles y terminaron siendo algunas de las mejores entregas de la serie. “X-Men: Apocalypse” (2016) y “Dark Phoenix” (2019) se enfocaron en acción y no aprovecharon el buen desarrollo de personaje de sus antecesoras, dividiendo a crítica y audiencias por igual.

“Deadpool” (2016), “Logan” (2017) y “Deadpool 2” (2018)  explotaron al máximo su texto fuente para plasmar personajes tridimensionales y contar historias enganchantes. “Logan” incluso obtuvo una nominación al Oscar.

Al fin de cuentas, el cine es una poderosa herramienta de representación. En 2018, “Black Panther” fue un éxito pop porque representó el poder de la cultura afroamericana y a una exitosa sociedad alejada de la opresión blanca. El ser humano quiere verse en pantalla y sentirse orgulloso de su legado. Y el primer filme mutante fue un importante precedente.

Hace 20 años, “X-Men” dio un primer paso en la construcción de un género de superhéroes diverso y sin miedo de utilizar complejos conceptos sociopolíticos. Solo los efectos especiales han envejecido porque su temática no deja de ser relevante: las ideas sobre política, racismo, opresión y búsqueda de identidad son más importantes que nunca.