El sorprendente éxito de “Coco” representando a México, así como de “Luca” ubicada en costas italianas, poco a poco realza más el interés de Disney por ilustrar a países con amplia riqueza cultural y, en esta ocasión, Colombia es atractivamente retratada en “Encanto”, que si bien no se escapa de los convencionalismos narrativos, destaca por su eficacia emocional y brillantez técnica.
Esta nueva película animada de la casa del ratón dirigida por Jared Bush (“Zootopia”), Byron Howard (“Enredados”) y la debutante Charise Castro Smith, cuenta la historia de la familia Madrigal, quienes viven en una casa mágica que los dota de poderes extraordinarios, ubicada un pequeño pueblo de Colombia llamado Encanto. La superfuerza, oído extremadamente agudo o el cambio de apariencia son algunas de las características especiales de los miembros de la familia, sin embargo, Mirabel, la joven protagonista, nunca pudo obtener alguna de estas habilidades especiales, pero con el paso del tiempo se da cuenta que en realidad su poder es ser la salvación del legado místico de los Madrigal.
Sería iluso pensar, a estas alturas y pese a los altibajos, que Disney o Pixar han dejado de sorprender con sus producciones quedando en un rezago creativo, cuando es todo lo contrario. Existe una necia manía de explotar y revivir viejos conceptos (para lo cual Disney+ se pinta y se pintará sola), pero cuando esta gran casa productora se propone como meta principal la “originalidad”, lo logra sin problema y con creces. “Encanto” es una prueba actual de ello.
Por un lado, el nivel al detalle simbólico es de llamar la atención por parte de los creativos de la empresa, y aunque no hay contraste, funcionan a la perfección los aspectos positivos con lo que se habla de Colombia: la diversidad de flora y fauna, así como los llamativos colores de sus paisajes y sus tradiciones; el vallenato como el género musical predilecto que pone a bailar hasta a las piedras; las vestimentas típicas de las festividades colombianas que aprovechan el tejido y lo floreado; la comida clásica como las arepas o los buñuelos, entre muchas otros detalles que, está por demás decir, los originarios del país sudamericano valorarán.
La combinación de música, canto, baile y colores es una fórmula probada, y en esta cinta no es la excepción. Los colombianos Carlos Vives y Sebastián Yatra son los encargados de poner sazón a algunas escenas que ameritan gozo y melancolía, pero aún mejor son las canciones escritas por Lin-Manuel Miranda e interpretadas por el talento latino de Stephanie Beatriz, John Leguizamo y Olga Merediz en el idioma original, aunque cabe destacar que el doblaje fue hecho enteramente con talento colombiano como Olga Lucía Vives, Alejandro Riaño, Isabel Garcés y Yaneth Waldman, entre muchos otros.
Cada una de las voces, ya sea en inglés o en español latino, le dan vida a una gama de curiosos y excepcionales personajes, miembros de la familia Madrigal, los cuales al mismo tiempo van construyendo una narrativa convencional, pero bastante sólida. La sexagésima cinta del estudio aprovecha los discursos feministas de la época para darles contexto y complejidad a sus mujeres, quienes son ensambladas hábilmente en la historia en aprovechamiento de su heterogeneidad.
“Encanto” es una fábula mágica que, sin empalagar, deslumbra a nivel técnico. A pesar de vagar con un nivel superfluo a nivel narrativo y discursivo, nunca deja de cumplir su objetivo principal: trasladar al espectador a Colombia, emocionar y poner un mensaje sobre la mesa: el humano tiene las herramientas para transformar al mundo.
“Encanto” ya está disponible en cines.