Fred Hampton tenía 21 años cuando fue asesinado. Era un activista, revolucionario y Presidente del Partido Pantera Negra de Chicago. En su ópera prima, “Judas and the Black Messiah”, Shaka King nos cuenta la historia de Hampton en relación al hombre que lo vendió al FBI, William “Will Bill” O’Neal. Es una imperdible clase de historia de dos horas, tan poderosa como enfurecedora, que además incluye una actuación que pasará a la historia de Daniel Kaluuya.

O’Neal (Lakeith Stanfield) es un ladrón embustero que se gana la vida haciéndose pasar por un agente del FBI para robar carros. Un día, es arrestado y puesto a disposición de Roy Mitchell (Jesse Plemons) un verdadero agente que le da dos opciones: ir a la cárcel por varios años o infiltrarse al Partido de las Panteras Negras para pasar información sobre su carismático líder Fred Hampton (Daniel Kaluuya). Considerando que O’Neal no está interesado en política, su decisión es fácil.

Encabezados por J. Edgar Hoover (Michael Sheen), el FBI buscaba acabar con toda noción de poder negro y suprimir la idea de un posible “Mesías negro” que pudiera unir a los oprimidos. Jesse Plemons (“I’m Thinking of Ending Things”) representa estas ideas. Es un avatar del supremacismo blanco que ayuda a maximizar tus sentimientos de impotencia y furia contra el gobierno estadounidense. Su actuación es una de sutil maldad en donde vemos a su personaje seduciendo y convenciendo a O’Neal siempre con una hipócrita sonrisa. 

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“Judas and the Black Messiah” | Cortesía de Sundance Institute

Un bache con el que la película se topa constantemente es la dificultad de seguirle al acto a Daniel Kaluuya (“Get Out”). Cada vez que este hombre está en pantalla sientes la electricidad correr por tu cuerpo, y cuando da un discurso, tu corazón se detiene. No puedes despegar la mirada porque su presencia es titánica. Daniel Kaluuya te hace querer seguir a Fred Hampton hasta el fin del mundo. Es la actuación perfecta, una que será sinónimo de la película y definirá la carrera del actor inglés. Por lo mismo, las ausencias de Kaluuya en pantalla son muy notorias. Afortunadamente hay fuertes elementos a su alrededor que ayudan a solucionar el problema.

El trabajo de Lakeith Stanfield (“Uncut Gems”) como O’Neal es muy fuerte. No estamos ante un villano ambicioso disfrutando de la traición, sino una rata escurridiza sin el más mínimo interés por los conflictos que rodean a su raza; su desarrollo es incluso equiparable al de un niño perdido haciendo todo lo posible por salvar su pellejo. Por supuesto, cuando las cosas se ponen serias, Stanfield es capaz de gradualmente subir el volumen de emotividad para transmitir sus sentimientos de culpa y miedo. No tiene a donde correr, ni de Mitchell, ni de su conciencia.

Como Deborah, revolucionaria e interés amoroso de Hampton, Dominique Fishback (“Project Power”) inyecta emoción al filme. Aunque callada, tiene tanta pasión como Hampton; sus escenas juntos son calurosas y cautivadoras. Deborah es más que un romance, es una peleadora que busca hacerle entender a Hampton otras facetas de sus ideales. Tiene un momento en el tercer acto que te quita el aliento.

Judas and the Black Messiah - Daniel Kaluuya
“Judas and the Black Messiah” | Cortesía de Sundance Institute

Aunque las actuaciones son muy buenas, el guión de Will Berson y Shaka King tiene problemas para salirse de convencionalismos y desarrollar con fuerza los elementos relacionados directamente a los objetivos de las Panteras Negras. La Coalición Arcoiris que Hampton construye es reducida a un emocionante montaje; su importancia nunca termina de impactar a la historia. Asimismo, King no controla con precisión la actuación de Stanfield en el último acto, resultando en algunas escenas que realísticamente hubieran levantado muchas dudas entre miembros del partido.

A excepción de los prostéticos que hacen ver a Michael Sheen como Meltman, el filme cuenta con excepcionales elementos técnicos. La fotografía refinada y deslumbrante de Sean Bobbitt captura a Kaluuya en toda su gloria y convierte a sus discursos en espectáculos. Hay numerosas y exquisitas tomas que transmiten la inamovible pasión detrás de la lucha racial, y aunque minimalistas, las composiciones musicales aparecen oportunamente para darle un toque extra de tensión y emoción a la historia.

“Judas and the Black Messiah” siempre le pertenece a un Daniel Kaluuya imponente y abrumadoramente carismático que te inspira y pone la piel de gallina en toda escena. El filme es una tragedia bíblica alrededor de su personaje y una mirada devastadora a la cultura racista estadounidense, pero también una absorbente examinación del legado de un héroe revolucionario que murió por el pueblo que amaba y una prueba de que, como el mismo Hampton dijo, “puedes asesinar a un liberador, pero no a una liberación”.

“Judas and the Black Messiah” tuvo su premiere mundial en el Festival Sundance 2021.