“Música, Glamour y Fama” le da un giro interesante a la ya cansada premisa de ‘persona involucrada en la música busca alcanzar la fama’. Normalmente este tipo de películas se enfoca en el artista en sí, pero en la nueva comedia dramática de Nisha Ganatra, todo gira alrededor de una productora wannabe. Es un buen inicio.
La protagonista es Maggie (Dakota Johnson), asistente personal de Grace Davis (Tracee Ellis Ross), una muy famosa cantante de R&B. Además de cumplir al pie de la letra con su trabajo, Maggie sueña con ser productora musical y en sus tiempos libres mezcla los demos de su jefa con la esperanza de un día mostrárselos.
El problema es que Grace no está segura de qué quiere hacer con su carrera. Su manager Jack (Ice Cube) está determinado en firmar un trato para tener una residencia en Las Vegas, es decir, dejar de salir en gira y dedicarse a hacer conciertos en una sola ubicación. Maggie intenta persuadir a su complicada jefa de rechazar el trato y hacer otro disco, con la esperanza de que ella pueda ser su productora. Esto no le gusta nada a Jack… y a la propia Grace.
Maggie no deja de soñar y para demostrar su talento, convence a un joven artista llamado David (Kelvin Harrison Jr.) de dejarlo producir su música. Al tener que balancear su trabajo de asistente y productora, Maggie comienza a descuidar su relación laboral con Grace.

Ganatra sorprendió el año pasado con la refrescante y divertida “Late Night”, pero ahí tuvo a una extraordinaria cómica y escritora como lo es Mindy Kaling en el guión. Aquí no cuenta con ese apoyo y se nota. Flora Greeson hace su debut como guionista con resultados mixtos. Definitivamente hay algo creativo en su trabajo, pero la historia nunca cumple su potencial.
De repente parece que “Música, Glamour y Fama” va a taclear temas de edad y raza en la industria musical, de hecho, Tracee Ellis Ross saca chispas en una fenomenal escena hablando justamente de eso… pero hasta ahí llega la exploración. Greeson prefirió no complicarse la vida y seguir con la lánguida estructura del guión. Si estas ideas se hubieran desarrollado con mayor profundidad, estaríamos hablando de una película más completa.
Otro problema es que, quitando a Grace, los personajes se sienten temerosos y no hay gran cosa en juego. Sí, Maggie es ambiciosa y claramente está luchando por su sueño, pero nunca llegué a sentirme preocupado por su futuro. Ganatra no hizo lo suficiente para crear un gancho emocional. Todos tienen mucho dinero y parecen estar bastante cómodos.

Aún así, hay buenos y creativos elementos en despliegue. La relación entre Maggie y Grace es compleja. Me gusta que el filme no las hace amigas íntimas y más bien traza una línea de separación entre jefa y empleada. Claro, en este caso la jefa es una diva musical con años de experiencia que tiene serias dudas en la habilidad como productora de su asistente. Esto, sumado a los insultos y hasta amenazas de Jack, le cambian la jugada a Maggie, quien comienza a dudar de sus habilidades. Pudo haber sido fácil tener a una Grace linda que le abre todas las puertas a su querida empleada para ayudarla en su carrera musical, pero afortunadamente la película evita el cliché.
Como ya adelanté, la nominada al Emmy Tracee Ellis Ross (“Black-ish”) se roba la película. Es fría, inteligente e interesante. Es toda una diva y no sabes cómo va a reaccionar. ¿Qué está pasando por su mente? ¿Por qué le da miedo hacer otro disco? Ellis Ross regala una comandante actuación y sí, me atrevo a decir que sacó inspiración de su madre (Diane Ross) para el papel. Dakota Johnson y Kelvin Harrison Jr. tienen buena química y entregan sólidas actuaciones, sin embargo el guión desperdició su talento. Ice Cube hace lo de siempre: es gritón y mandón; el problema es que no es un papel cómico, y su personaje es irritante.
“Música, Glamour y Fama” tiene encanto y buenas intenciones. Sin embargo, la tambaleante historia sobre ambición no cumple con las expectativas y pierde glamour con cada cuadro. Ah, y para ser una película sobre música, el soundtrack es bastante mediocre.