Wes Craven se convirtió en un icono de la cultura cinematográfica, en específico del género de terror, al concebir a dos personajes distintos en sus motivaciones y simbología; por un lado al omnipresente Freddy Krueger y por otro al asesino serial Ghostface. El segundo gozó de una aclamada franquicia que con el paso de los años perdió frescura y validez, sin embargo, once años después llega su quinta entrega llamada “Scream (Grita)”, la cual logra darle un giro al contexto de la conocida narrativa, se mofa de lo snob y de la toxicidad de los fans, y además no le teme a los litros de sangre.
Veinticinco años después de los acontecimientos de la primera cinta, un nuevo Ghostface aparece en el pueblo de Woodsboro. Un grupo de amigos conformado por Sam (Melissa Barrera), Tara (Jenna), Wes (Dylan Minnette), Richie (Jack Quaid), Mindy (Jasmin Savoy Brown), Amber (Mikey Madison) y Chad (Mason Gooding), sufren el ataque del emblemático enmascarado, sin saber que detrás de la máscara es alguien a quien creían conocer. El grupo tiene como aliados a tres personajes emblemático que regresan: Sidney Prescott (Neve Campbell). Gale Weathers (Courteney Cox) y Dewey Riley (David Arquette), quienes también buscan acabar con el asesino de una vez por todas, aunque como ellos dicen, “el mal nunca muere”.
Esta entrega vuelve a apostar por la fórmula narrativa que le dio mucho éxito a la franquicia en los noventa, sin embargo, no hay duda sobre la vigente efectividad de este tipo de historias donde se reflexiona acerca de la maldad de nuestras personas allegadas, así como el carrusel de muertes impredecibles, y para alargar esa vigencia (que por momentos se gastó y desembocó en fracasos), sus creadores Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, quienes previamente trajeron la sorpresiva “Boda sangrienta”, juegan con los discursos al criticar, a través de diálogos hábiles e intensos, al “fandom” tóxico que suele engancharse con el desarrollo de las historias y se auto proponen para hacerlos ellos mismos. La cinta ataca audazmente a esta interesante comunidad sin olvidar su eje central: el miedo.
Si bien, la construcción del terror continúa con el legado de Craven a través de la música y las repentinas apariciones, así como por el misterio de la identidad (tipo “Scooby Doo”), su mayor proposición de esta renovada película es utilizar chorros de sangre y tomas muy violentas (como desmembramientos y roturas) para complementar ese sofocamiento de las escenas. La verosimilitud no es un apartado que le interese ni a la franquicia y mucho menos a los directores, y al tener esto en mente, el disfrute de lo visto en pantalla se vuelve aún más genuino.
Desde referencias a “El Babadook” de Jennifer Kent, “Los Cazafantasmas” de Ivan Reitman, hasta “Saw” de James Wan, la cinta usa de forma humorística y con objetivos épicos el recurso del metacine y la metaficción para no sólo crear nostalgia, sino para echar a andar de nuevo a la saga.
“Scream (Grita)” o simplemente “Scream 5”, es una película que revitaliza a la franquicia de Wes Craven, sobre todo por utilizar los mismos recursos y añadir nuevos de forma efectiva. Sin duda es un producto que satisfará a los fanáticos de Ghostface y seguro convencerá a uno que otro nostálgico.
“Scream (Grita)” ya se encuentra disponible en cines.