Por Jorge Espinoza Lasso. El director Alfredo León regresa a la pantalla grande con su segundo largometraje: “Sumergible”, la apuesta ecuatoriana de este año al Oscar a Mejor Película Internacional. Este thriller deja de lado los aspectos más sensacionalistas y lastimosamente glorificados del narcotráfico para enfocarse en aquellos que nadie ve: la vida de los de abajo, de los que se ven arrastrados a ese mundo obligados o en busca de algo mejor.

En medio del caos y de la lucha por no hundirse, la tripulación de un narcosumergible (Leynar Gomez, Carlos Valencia y José Restrepo) se encuentra con algo inesperado en la bodega de carga: entre las grandes montañas de droga hay dos mujeres, una viva (Natalia Reyes) y otra muerta. Encerrados con un cadáver en descomposición y fallas técnicas cada vez mayores, las cuatro personas lucharán por sobrevivir en un ambiente en el que el desastre parece inminente. 

A diferencia de su anterior película (“Mono con gallinas” de 2013, un ambicioso drama de época sobre la guerra fronteriza entre Ecuador y Perú en 1941), el director toma un camino mucho más simple, pero no por ello menos ambicioso: 4 actores, una locación y una trama que arranca desde el primer momento dan como resultado una película tensa, entretenida e interesante.

Uno de los elementos más destacables es el diseño de producción de Emilia Dávila que, acompañado de la fotografía de Daniel Avilés Escobar, hacen del sumergible un personaje más de la historia: pese a ser un espacio pequeño, uno siempre tiene la sensación de estar descubriendo algo nuevo del lugar, sin nunca perder la sensación de claustrofobia que domina todo el filme.

Uno de los retos más difíciles con los thrillers de este tipo es balancear el suspenso y la tensión con el desarrollo de personajes, algo que el guion, escrito por el propio León y Daniela Granja, no logra del todo. Si bien se hace un buen trabajo en crear situaciones en las que los conflictos escalen cada vez más (una tormenta a la que se enfrenta la tripulación resulta particularmente destacable), los personajes se quedan en arquetipos de quienes conocemos muy poco.

Sí, cada personaje tienen su razón para estar en esta situación, y el guion trata de darles dimensiones, pero sus luchas internas son presentadas de forma tan abrupta, la mayoría mediante diálogos al aire en medio de otras situaciones, que parecen estar allí más por cumplir con un requisito que por verdadero conocimiento de los personajes. Una de las revelaciones hechas sobre el personaje de Natalia Reyes cerca del final, por ejemplo, debería causar impacto y tener grandes repercusiones en el personaje, pero queda como una línea más al aire en medio de una situación de tensión.

Sin embargo, esto no significa que las actuaciones no sean buenas. Cada uno de los actores le saca el mayor provecho a sus personajes y se gana el cariño de la audiencia. Cabe destacar el trabajo de José Restrepo, la impredecible bomba de tiempo que es causante de gran parte del estrés de la cinta.

“Sumergible” no es perfecta pero, a diferencia del transporte por el cual recibe su título, llega a su destino con éxito y sin complicaciones.

“Sumergible” está disponible en Ecuador a través de la plataforma Choloflix y en Estados Unidos a través de Amazon Prime Video.