En su décimo noveno filme “Summer of 85”, François Ozon adapta una novela británica llamada “Dance on My Grave”, misma que leyó (y amó) cuando tenía 17 años. El resultado es un psicodrama nostálgico en el que puedes vislumbrar el cariño del cineasta al material original.
La película inicia con “In Between Days” de The Cure, una canción ochentera y vibrante que esconde tonos melancólicos. Es perfecta porque resume lo que estamos a punto de ver. Un joven de 16 años al borde del colapso nervioso llamado Alexis (Félix Lefebvre) está siendo interrogado por la muerte de un tal David (Benjamin Voisin), pero es incapaz de hablar así que comienza a escribir su historia, misma que también nos cuenta a través de flashbacks.
Alexis conoció a David en el mar tras un pequeño accidente involucrando un velero hundido. David es dos años mayor que él, es apuesto, musculoso, tiene un arete y una actitud despreocupada. Rápidamente Alexis cae enamorado y tras algunas salidas, coqueteos y viajes en motocicleta, se convierten en amantes. Pero después del periodo de enamoramiento, viene la tormenta y cuando David muestra señales de aburrimiento, los problemas comienzan y la relación acaba en tragedia.

Ozon es muy bueno contando historias de amor y en la primera mitad de “Summer of 85” representa con autenticidad los sentimientos de amor veraniego de su protagonista; esa avalancha de adrenalina y emociones que llegan cuando te enamores en la adolescencia, cuando crees que nunca vas a conocer a nadie más y no puedes dejar de pensar en alguien. Es una experiencia vibrante en la que Ozon aprovecha los paisajes soleados y el trasfondo ochentero de la historia (con claras influencias al Hollywood de esa época).
El filme pasa de ser un romance a un drama de duelo con toques de humor negro. Tras experimentar tan vívidamente el primer amor, Alexis debe encontrar la manera de lidiar con su dolor y eso involucra intentar cumplir un pacto que juró con David: el de bailar sobre su tumba. “Summer of 85” se pone bastante loca y Ozon te somete a escenas de obsesión y depresión; algunas funcionan y otras se sienten fuera de lugar.

Un gran acierto es que Ozon trata a la homosexualidad de sus protagonistas con total naturalidad. Jamás es un obstáculo o algo que genera un conflicto. Aquí el enfoque es el enamoramiento y el trauma de Alexis. Con buenas actuaciones, los relativos novatos Lefebvre y Voisin ayudan a ejecutar estas ideas y permiten el efectivo desarrollo de sus personajes.
A veces el guión es cursi al grado del cringe, pero eso es porque estamos reviviendo las memorias de un joven que acaba de perder a su primer amor. Lo que sí no perdono es una elección musical durante un punto climático del filme; me sacó completamente de lo que estaba viendo pues los ritmos y el tono no encajan con la actuación.
“Summer of 85” alterna drama, coming-of-age y thriller. Y aunque el resultado no es el ideal, sí tiene la sinceridad necesaria para plasmar la complejidad que una relación adolescente conlleva. Al revelar de inicio que David está muerto, Ozon genera intriga y te obliga a examinar con detalle la personalidad de sus jóvenes protagonistas y al hacerlo, subconscientemente te involucras emocionalmente en su romance. Es un truco sabio que un viejo lobo de mar como Ozon irónicamente aprovecha para hablar sobre inocencia y juventud.
Esta película formó parte de la selección oficial de TIFF 2020.