El exorcista es probablemente una de las películas de terror más icónicas de todos los tiempos: fue un fenómeno taquillero, aclamada por la crítica, estuvo nominada a 10 premios Oscar (de los cuales ganó dos, Mejor Guion Adaptado y Mejor Sonido), y dio pie no solo a múltiples secuelas, sino a muchísimos imitadores que trataron de recrear su éxito. El exorcista: Creyentes, del director David Gordon Green, también intenta revivir el espíritu de este clásico, pero el resultado es solo una superficial y hasta ofensiva imitación que parece hecha por alguien que en lugar de ver la original se basó en un resumen de YouTube.

La película cuenta la historia de dos niñas, Katherine (Olivia O’Neill) y Angela (Lidya Jewett) que van al bosque para tratar de contactar al espíritu de la madre fallecida de esta última. Sin embargo, cuando regresan tienen comportamientos extraños y violentos. Como los doctores no pueden explicar qué ocurre, el padre de Angela, Victor (Leslie Odom Jr.), recurre a Chris MacNeil (Ellen Burstyn, de regreso en su icónico papel), una experta en exorcismos que está convencida de que las niñas han sido poseídas por un demonio.

Antes de ahondar en por qué El exorcista: Creyentes falla tan estrepitosamente, hay que analizar: ¿qué es lo que hace tan aterradora a El exorcista hasta nuestros días? Más allá de los espectaculares efectos especiales, visuales y sonoros, de las voces demoníacas y las escenas perturbadoras, ¿cuál es el centro de la historia? El exorcista es, ante todo, una película sobre fe: se centra en una actriz escéptica cuya hija es poseída, quien en su desesperación acude a dos sacerdotes porque la situación va más allá de lo que ella puede comprender. El sacerdote más joven también tiene una crisis de fe, que se ve a prueba al enfrentarse al demonio en persona para salvar lo más valioso: el alma inocente de una niña.

Gran parte de esa película se enfoca en la relación de la madre y la hija, en su conexión. El porqué la niña es poseída es lo de menos, lo devastador es ver cómo un ser tan tierno y lleno de bondad es corrompido y profanado poco a poco de las maneras más viles y depravadas. Las palabras y acciones no son impactantes por sí mismas, sino porque conocimos quién era esta niña y el dolor de su madre al ver cómo alguien más ha tomado su cuerpo. Cuando llegamos al exorcismo, se nos ha planteado bien qué está en juego y por qué luchan los personajes.

Al igual que en su terrible Halloween: La noche final, Gordon Green tira por la borda ese centro emocional y temático: conocemos muy poco de los personajes (las niñas y sus motivaciones parecen sacadas de cualquier entrega genérica de este subgénero) y trata de compensar la falta de desarrollo con jumpscares baratos e incoherentes. El director parece pensar que lo que hizo impactante a la original eran los cuerpos contorsionados, las groserías salidas de bocas de niñas o los rituales, cuando en realidad eso solo vestía una historia con sustancia, algo de lo que ésta carece.

El exorcista era muy fiel al ritual católico y sus creencias, respetaba mucho esta parte de la mitología de su historia, pues sabía que era clave para su efectividad (es como querer escribir una película sobre mitología griega y poner a Apolo en lugar de Zeus como rey del Olimpo). En El exorcista: Creyentes, Gordon Green parece temeroso de tocar este tema y trata un enfoque diferente que en papel es interesante, pero cuya ejecución es terrible: la idea de que todas las religiones en realidad se tratan de la conexión entre personas y no de Dios en sí. 

Esto es un ángulo novedoso, pero el realizador y su equipo de nuevo lo dejan en lo superficial y convierten el conflicto en algo genérico: no hay ningún tipo de realismo o veracidad en los rituales, parecen más que nada excusas para meter elementos visuales que el director piensa que se ven bonitos. Hay humo sagrado que pelea contra humo demoníaco, crucifijos quemados, figuras místicas escritas con tiza en el piso, pero todo está amalgamado de tal forma que le quitan cualquier sentido de identidad y seriedad al exorcismo en sí. 

Otro ejemplo muy claro de cómo Gordon Green trata de meter ideas que le suenan bien sin considerar si van con los personajes y la historia es una escena en la que Victor le pregunta a Chris por qué no entró al exorcismo. En lugar de explicar que era para no ser poseída o porque era un acto terriblemente peligroso que acabó con la vida de dos sacerdotes, el guion suelta la línea “yo creo que es porque no era parte del patriarcado”, una idea interesante de explorar pero que carece de sentido en este contexto y hasta hace parecer una burla a la original.

Además, este falso progresismo oportunista de Gordon Green de juntar religiones diversas y meter temas como el patriarcado no tienen ningún sentido con una subtrama antiaborto que es metida con calzador y sirve únicamente para humillar a uno de los personajes. Es rarísimo que el director parece tan reacio a aceptar las bases católicas de la película, pero de todos los elementos que decide tomar de esta religión se queda únicamente con el que sataniza el aborto (algo que ni siquiera era tocado en la película original y parece más una adición maliciosa que otra cosa).

De las actuaciones, únicamente Leslie Odom Jr. (Una noche en Miami…) tiene oportunidad de sacarle algo de provecho a su personaje y lo hace bien, aunque tampoco es suficiente para salvar la película. Quienes vayan a verla por presenciar a Ellen Burstyn (Fragmentos de una mujer) de nuevo en la franquicia se van a llevar una terrible decepción: la película no solo la desperdicia totalmente, sino que le da a su personaje un tratamiento irrespetuoso, cruel e insultante.

El exorcista era tan poderosa porque los involucrados creían en lo que estaba contando con mucho fervor: en el poder de la fe para poder vencer el mal y la desesperanza; como consecuencia, el público también lo creyó, independientemente de su religión. Esta película no cree en nada más que en sacarle dinero a la audiencia: confunde voces macabras y crucifijos volteados por sustancia. Al final, El exorcista: Creyentes no parece una secuela, parece una versión de la original poseída por la ambición y superficialidad más grandes que Hollywood puede ofrecer. Ojalá pronto las audiencias la exorcicen de las salas de cine.

“El exorcista: Creyentes” está disponible en cines.