Diez años han pasado desde la última vez que vimos a la familia Lambert ser acosada por fantasmas de “el más allá” en La noche del demonio: Capítulo 2. Si bien durante mucho tiempo la franquicia tomó un rumbo enfocado al origen, ahora regresa a su dirección más interesante, aunque ya no de la mano de James Wan, sino de Patrick Wilson, quien debuta como director. La noche del demonio: La puerta roja o Insidious: The Red Door es una continuación, y al parecer cierre, con bastante efectividad técnica y narrativa, pues logra entrelazar coherentemente piezas del pasado con las del presente, además que explora con emotividad el perdón entre padre e hijo.

Dalton Lambert (Ty Simpkins) está a punto de irse a la universidad, sin embargo, la relación con su padre Josh (Patrick Wilson) no ha sido la mejor en los últimos años, situación que lo tiene triste y sin ánimos de socializar en su nueva etapa de vida. En el transcurso de los días, tanto Dalton como Josh vuelven a experimentar las sobre proyecciones astrales que los aquejaron hace diez años, de las cuales no recuerdan nada (debido a que se sometieron a una hipnosis permanente). Conforme las proyecciones se vuelven más frecuentes, sus caminos se cruzan y reviven los traumas de ese pasado nebuloso que de una vez por todas deben enfrentar juntos. 

Patrick Wilson (Moonfall) tiene una visión clara y propositiva en su forma de generar terror. Su intención va más allá del susto superficial y elabora una cuidadosa atmósfera que cocina a fuego lento cada una de las interacciones terroríficas, lo cual provoca que el sobresalto juegue de manera efectiva con la ansiedad y la expectativa del espectador debido a esa calma que se toma. Las actuaciones de Ty Simpkins (The Whale) y Patrick Wilson elevan cada una de esas secuencias de miedo, pues logran transmitir la claustrofobia y angustia; por ejemplo, cuando el personaje de Wilson ingresa a una máquina de resonancia magnética y la luz se esfuma, la audiencia experimenta la misma desesperación que él; Josh quiere salir de ahí, nosotros queremos dejar de ver porque sabemos lo que se aproxima, pero como adicción es inevitable desviar la mirada.

El apartado visual resalta por encima de todos los otros materiales de la franquicia, porque la fotógrafa Autumn Eakin (Modern Love) crea una atmósfera lúgubre y tenebrosa que juega con las metáforas sobre la luz y la oscuridad, que rodean tanto a la psique de los personajes como a los espacios que habitan. Eakin entrega planos que parecen pinturas, en especial por la utilización de dos colores en concreto: naranja, que significa el calor de la realidad y el azul verdoso como símbolo de descomposición y frialdad. Es plausible que la fotógrafa proponga esta dinámica efectista y no la ausencia de luz, un recurso gastado cuando las ideas no florecen. 

Como rompecabezas, la historia va encajando y complementando sus piezas a través de elementos que se dejaron inconclusos en las anteriores películas. Dichos elementos son discretos, lo cual exige no solo visionar previamente las cintas de nueva cuenta, sino también al término de esta propuesta para corroborar si todo fue una mera casualidad que les funcionó como combustible o de verdad hubo una planeación minuciosa. Adicionalmente, La puerta roja es la película más adulta de la franquicia a nivel temático debido a la exploración de los vínculos traumáticos entre padres e hijos; aquí vemos cómo Josh se reencuentra con su pasado, un pasado desconocido y a la vez revelador que le heredó una herida mental peligrosa que no sólo lo afectó a él, sino a sus seres queridos, en especial a Dalton, un ser también dañado y asustado tanto por el constante ataque de lo fantasmal, como por la irreparable y triste relación con su progenitor. 

La noche del demonio: La puerta roja es un convincente debut de Patrick Wilson como director y un agradable cierre para la franquicia iniciada hace 13 años. Se nota el aprendizaje que ha tenido el también actor durante su carrera, pues propone un producto a la altura de lo creado por James Wan. La puerta roja es un producto hipnotizante en la mayoría de sus minutos y con momentos de terror bien desarrollados. 

“La noche del demonio: La puerta roja” o “Insidious: The Red Door” ya está disponible en cines. Imagen de portada cortesía de Sony Pictures.

Si quieres descubrir o revisitar la franquicia de “Insidious”, en este enlace puedes consultar el orden cronológico.