¿Es Tom Cruise nuestra más grande estrella de cine? Es difícil decir que no después de ver Misión Imposible: Sentencia Mortal – Parte 1, otra entrega electrizante de la franquicia que cuenta con algunas de las escenas de acción más espectaculares de la década.
En esta ocasión Ethan Hunt (Cruise) se enfrenta a un enemigo muy vigente: una Inteligencia Artificial fuera de control, llamada La Entidad, capaz de infiltrarse en cualquier base de datos del planeta y, por lo mismo, es codiciada por mucha gente poderosa. Hunt, Benji (Simon Pegg) y Luther (Ving Rhames) se embarcan en una misión por todo el mundo para encontrar y adquirir una llave, dividida en dos mitades, que podría ser crucial para controlar a La Entidad.
Entre balaceras en medio del desierto, persecuciones en Roma y una misteriosa fiesta en Venecia, nos encontramos con personajes ya conocidos como Ilsa Faust (Rebecca Ferguson), la Viuda Blanca (Vanessa Kirby) y Eugene Kittridge (Henry Czerny), a quien vimos por última vez en Misión Imposible en 1996, película que tiene una enorme influencia en esta séptima entrega; el enfoque marcado en el espionaje, la intención de hablar de los orígenes de Hunt y los numerosos planos holandeses son prueba de ello.
Los planes de Ethan y compañía toman un giro inesperado con la introducción de la habilidosa ladrona Grace (Hayley Atwell), dos exasperados agentes del gobierno (Shea Whigham y Greg Tarzan Davis), la peligrosa asesina Paris (Pom Klementieff) y el despiadado Gabriel (Esai Morales), una figura relacionada con el pasado de Ethan que ahora trabaja para La Entidad.
Misión Imposible siempre se ha destacado por su orgánica conjunción de espionaje, cotorreo y acción, misma que en vez de ser gratuita, es ejecutada de tal manera que sirva para desarrollar personajes, avanzar la trama y tener al espectador al borde del asiento. Con la experiencia de dos películas, Christopher McQuarrie ya tenía perfeccionada esta fórmula y aquí juega con ella para refrescar las cosas.
Por ejemplo, la secuencia de persecución de Sentencia Mortal es diferente a todas las demás de la franquicia porque aquí hay un aspecto cómico pero también peligroso en donde dos personajes unidos por la muñecas intentan maniobrar a toda velocidad por las calles de Roma; este artilugio es utilizado con gran efectividad para crear jugosas dosis de adrenalina, hacer reír y, lo más importante, mostrarnos quién es Grace: a lo largo de esta secuencia aprendemos sobre su gran habilidad pero también se hace evidente su inexperiencia, su miedo y lo mucho que le cuesta trabajo confiar en otros. Es una sobreviviente y como tal está acostumbrada a no confiar en nadie.
Lo anterior es muy importante porque McQuarrie y su coguionista Erik Jendresen hacen algo con el personaje de Grace que no se había visto en la franquicia hasta el momento. El resultado es exitoso en gran parte gracias al trabajo de una magnética Hayley Atwell (Agent Carter), quien interpreta a una mujer caótica e impredecible que debe aprender a confiar en sus nuevos compañeros para sobrevivir la jungla a la que entró accidentalmente. Atwell no es el único talento que brilla pues el elenco entero pone su granito de arena para crear una experiencia memorable.
Aunque Sentencia Mortal fue escrita antes de la pandemia, su manejo del tema de la Inteligencia Artificial está muy presente en el 2023, por lo que el aspecto antagónico adquiere mayor realismo, sin embargo, eso no exime a la historia de ser absurda. Comenzando con el ridículo nombre “La Entidad” (que se repite una y otra vez), a veces es difícil tomarse en serio a fantasmas virtuales caminando por aeropuertos (esperemos que los avances de la IA en el mundo real no me callen la boca en los próximos años). A diferencia de pasadas entregas, aquí no encontramos un buen balance entre acción y “descanso”, pues escenas en donde, por ejemplo, nuestros héroes planean su siguiente movida, tienen diálogos caóticos que innecesariamente intentan exacerbar la amenaza de La Entidad a través de sobreexposición.

El fallo más grave de Misión Imposible: Sentencia Mortal – Parte 1 es la manera en cómo un suceso importantísimo que ocurre a la mitad de la película tiene un impacto muy débil a nivel emocional, en particular en el personaje de Hunt. Si, como yo, estabas emocionalmente involucradx con el sujeto de dicha ocurrencia, definitivamente vas a sentir decepción ante su pobre manejo narrativo. Asimismo, no puedo dejar de sentir que McQuarrie desperdicia a Pom Klementieff (Guardianes de la Galaxia Vol. 3), quien es absolutamente cautivadora cada vez que aparece en pantalla, pero lastimosamente la escritura de su personaje es bastante escueta.
Pero, nada, absolutamente nada de esto atraviesa tu mente cuando la acción empieza. Duelo de cuchillos, persecuciones, saltos imposibles, bombas nucleares, peleas en el techo de un tren y, por supuesto, algo que siempre es emocionante: Tom Cruise corriendo. El ritmo, el jugueteo de Lorne Balfe con el icónico tema de la franquicia y los feroces stunts hacen de cada set-piece un tenso y espectacular deleite. Todo esto se combina con el gran desarrollo de personaje para desembocar en una secuencia final épica; no soy fan de las hipérboles pero esta secuencia las merece todas. Entre John Wick 4 y esta película, uno se pregunta: ¿por qué diablos no existe un Oscar al mejor trabajo de stunts?
Lo más valioso es que cada escena de acción, sin importar si es inverosímil o no, tiene toques muy humanos que le dan cierto grado de realismo. Por ejemplo, Ethan Hunt no hace una maniobra increíblemente peligrosa de la nada como si fuera un superhéroe inmortal, sino que previo a ella muestra miedo y duda; algo más potente ocurre durante una magistral escena involucrando un piano: los personajes actúan como seres humanos y tienen miedo de todas estas peripecias que deben hacer para sobrevivir. Son personas de carne y hueso. Mientras que la mayoría de blockbusters hollywoodenses recurren al CGI, Sentencia Mortal – Parte 1 utiliza a la empatía, al factor humano, como combustible para emocionarnos.
La tan publicitada acrobacia de Tom Cruise en una motocicleta (el póster de la película) es una absoluta locura y también un momento que representa a Misión Imposible, una franquicia en constante evolución, que siempre busca superarse y sorprender a su audiencia. Es también un símbolo del compromiso que tiene Cruise por la experiencia teatral; el hombre realizó el peligrosísimo stunt (sin cables, CGI u otro tipo de ayuda similar) seis veces, todo con la intención de que nosotros, el público, pueda gozar de un momento inolvidable en la sala de cine. Y lo logró. Si la Parte 2 de Misión Imposible: Sentencia Mortal cumple, ya podríamos asegurar que esta es la mejor franquicia en la historia del cine.
“Misión Imposible: Sentencia Mortal – Parte 1” ya está disponible en cines.
Imagen de portada cortesía de Paramount Pictures.