A pesar de que han mojado los pies en los arcos más grandes del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM), los Guardianes de la Galaxia siempre se han sentido como cosa aparte. En sus dos películas y el especial de Navidad, James Gunn se ha encargado de contar sus propias historias y desarrollar a sus personajes sin preocuparse mucho por conectar con el resto de Marvel, algo que ha resultado en productos autocontenidos y con una identidad bien definida. La epítome del trabajo de Gunn, del amor a sus personajes y entre sus personajes, se manifiesta en Guardianes de la Galaxia Vol. 3, un cierre perfecto para esta trilogía de inadaptados que hará derramar lágrimas a los amantes de la franquicia y de los animales.
Un ejemplo de lo anterior es el arco de Rocket Raccoon (voz de Bradley Cooper) a lo largo de las dos entregas anteriores. Entre balazos y mucha personalidad, Rocket siempre ha dejado entrever soledad y un profundo dolor en su corazón; es un pasado de trauma que nunca ha querido compartirle a sus amigos y que, desde un punto de vista narrativo, le ha dado matices a su personaje. Con sensibilidad y paciencia, Gunn ha dejado cocinar este arco durante años para finalmente abordarlo en Volumen 3, y lo hace de manera devastadora.
La tranquilidad de Knowhere es interrumpida cuando un misterioso y poderoso ser llamado Adam Warlock (Will Poulter) ataca a Rocket con la intención de llevárselo al High Evolutionary (Chukwudi Iwuji), dueño de una inmoral empresa de biotecnología. Aunque Star-Lord (Chris Pratt), Nebula (Karen Gillan), Drax (Dave Bautista), Mantis (Pom Klementieff) y Groot (voz de Vin Diesel) logran detener al invasor, Rocket queda muy malherido y, debido a un interruptor en su cuerpo, la única forma de salvarle vida es confrontar a su creador: el High Evolutionary.
La espina dorsal de Guardianes de la Galaxia Vol. 3 es el pasado de Rocket, mismo que es explorado a través de flashbacks a lo largo del filme. En ellos nos encontramos una historia de crueldad animal brillantemente escrita y dirigida que es coherente con ese dolor que el personaje había sugerido en las películas pasadas. Es una historia que deja en claro la maldad del antagonista y termina de darle sentido al arco de Rocket, convirtiéndolo en posiblemente el personaje mejor desarrollado de todo el UCM. Gunn ha dicho en entrevistas que Rocket es el centro de su inspiración y es en realidad el protagonista de la trilogía, y eso lo podemos ver en el amor y cuidado con el que ha detallado su historia.
Este pasado también sirve para involucrar emocionalmente a la audiencia, pues su discurso animalista es sumamente potente y desgarrador. Manifestadas poco a poco durante el metraje, estas ideas sobre explotación y experimentación en animales, así como nuestra forma de ver a otros seres vivos, son parte de un valiosísimo mensaje sobre la importancia de no dejar atrás a los animales, de no verlos como seres inferiores, pues también merecen una vida tan digna como la nuestra. Son ideas que difícilmente se exploran en producciones hollywoodenses de tal magnitud y se agradece que James Gunn las haya plasmado con tal grado de efectividad.
High Evolutionary tal vez no sea un villano tridimensional pero funciona muy bien en esta historia, primero por lo descrito anteriormente: observamos sus acciones y sentimos el dolor provocado por sus fechorías en los flashbacks de Rocket. Es un ser terrible y como espectador quieres detenerlo. Además, hay elementos muy familiares en la ideología del personaje: un hombre poderoso, obsesionado con desarrollar su tecnología que supuestamente es para el bien colectivo de la sociedad, pero que en realidad está provocando muchísimo dolor en el camino; es un hombre que ve a los animales como seres imperfectos, como cosas que se pueden manipular y pisotear para llegar a su objetivo. Este comportamiento es el mismo que vemos en decenas y decenas de empresarios que poco a poco están exacerbando el dolor de este planeta mediante tecnologías nocivas y la destrucción descarada del medio ambiente y su biodiversidad. Con ayuda de una destacada actuación de Chukwudi Iwuji, Gunn nos da a un villano moderno que representa muchos problemas por los que atraviesa la humanidad.
Pero el núcleo de todo esto es el amor que une a los Guardianes. Es un amor que se expresa por toda la película, de manera directa o indirecta, y que aquí florece con mayor potencia gracias, otra vez, al desarrollo narrativo de Gunn en pasadas entregas. Así como tenemos el trasfondo del dolor de Rocket, abordamos el arco de inmadurez y apego al pasado de Peter, la amistad de Drax y Mantis, la lealtad de Groot, el dolor de Nebula y la lucha de Gamora (Zoe Saldaña) por adaptarse a un mundo que la recuerda de maneras muy distintas. Muy bienvenidos son los personajes secundarios de Kraglin (Sean Gunn), quien quiere seguir el legado de Yondu, y un fan favorite de los cómics, Cosmo (voz de Maria Bakalova), el perro espacial con habilidades telequinéticas. Es mágico cómo James Gunn hace que te importen todos estos personajes: se sienten como amigos cercanos.
Como ya es costumbre en esta franquicia y en los proyectos de Gunn, de nueva cuenta encontramos muchísima química entre todos los personajes y brillantes actuaciones del elenco entero (destacando a Pratt y Cooper), así como un gran balance entre comedia, drama y acción que permite brillar a los Guardianes sin sacrificar la trama; Bautista y Klementieff son particularmente efectivxs, pues tienen una tremenda facilidad para provocar risa sin restarle seriedad al asunto. No podía faltar el sazonador de lujo: un genial soundtrack integrado por canciones de Radiohead, Beastie Boys y Spacehog; el uso de Creep para acentuar la soledad de Rocket, es soberbio.

La acción es dinámica, bombástica y divertida, pero sin llegar a excesos; más bien Gunn la utiliza en más de una ocasión para demostrar el amor del equipo. Un espectacular plano secuencia en el tercer acto al ritmo de No Sleep Till Brooklyn es la gloria absoluta: la coreografía, fotografía y diseño sonoro es fenomenal. Mención aparte para el trabajo de los artistas de efectos visuales que, en medio de un panorama complicado ocasionado por los derroches de Marvel, aquí nos dan secuencias vibrantes y bien logradas; el trabajo en los animales CGI es crucial para el funcionamiento de la película entera y por fortuna los artistas las hacen funcionar a través de un Rocket y una Lylla llenos de vida y cuyos ojos logran comunicar el mensaje animalista. Ver los ojos de Rocket es como ver los ojos de un cachorrito y eso permite a cualquier persona que tenga mascotas empatizar inmediatamente con su miedo, amor o ira.
Guardianes de la Galaxia Vol. 3 es una conclusión magnífica, una oda a los imperfectos y los bichos raros que se despide de personajes inolvidables utilizando como fuerza propulsora al amor y un mensaje sobre la importancia de tratar con dignidad a los seres vivos con los que compartimos este planeta. Vamos a extrañar y mucho a estos entrañables defensores intergalácticos.
“Guardianes de la Galaxia Vol. 3” ya se encuentra disponible en cines. Imagen de portada cortesía de Disney.
Si quieres aprender más sobre cómo luchar contra la experimentación en animales puedes visitar Cruelty Free International. Si quieres conocer más organizaciones internacionales de protección animal puedes visitar este enlace. Y no olvides que existen diversos santuarios de animales por toda Latinoamérica que siempre necesitan apoyo.
También te invitamos a escuchar nuestro podcast en donde analizamos a detalle (con spoilers) “Guardianes de la Galaxia Vol. 3”, incluyendo la importancia del desarrollo de Rocket en las pasadas entregas. Puedes escucharlo en el siguiente enlace de Spotify (el análisis comienza al minuto 15 del programa).