¿Cuántas veces hemos querido sacarnos el corazón para no sentir más? Seguramente varias ocasiones después de una ruptura amorosa o una lamentable pérdida física, pero si tuviéramos realmente la oportunidad de retirarnos ese órgano y evitar dolor, ¿sí lo haríamos? De eso reflexiona With Love and a Major Organ de la directora debutante Kim Albright, quien mezcla eficazmente la comedia, el romance y la ciencia ficción al estilo Black Mirror.
La historia está ubicada en un mundo distópico donde las personas se rigen por una aplicación llamada LifeZapp, la cual controla las actividades básicas de toda la gente menos lo sensorial, por eso el corazón puede ser extraído de la cavidad torácica y así tener un mundo sin el calor de las emociones. Anabel (Anna Maguire) es una chica que se opone a utilizar la aplicación porque no quiere someterse a ningún tipo de control, sin embargo, un día conoce a George (Hamza Haq), un hombre antipático y sin color que la rechaza, así que ella decide sacarse el corazón y dárselo para no sentir más dolor.
En su ópera prima, Kim Albright pone sobre la mesa el miedo que la mayoría de las personas le tienen a relacionarse en la vida real, no así por medio de las redes sociales, ¿por qué? Cada quien tendrá sus tesis con respecto a esto, pero Albright, a través de las vivencias de sus personajes, sostiene que en realidad le tenemos mucho miedo a sentir y estar tras una pantalla nos hace menos vulnerables y expuestos a las emociones que se desencadenan cara a cara.
Sí, es normal sentir miedo a expresar nuestras emociones, y sin querer, éstas dañen a alguien más. O también sentir miedo a que otras personas, por expresar lo que sienten y nos lastimen, sin embargo, sería una locura querer renunciar a las emociones, pues la vida se volvería un sinsentido absoluto y Albright lo ejemplifica a través del uso de la iluminación y los colores, así como con las energías de los personajes al interactuar. Una vez que Anabel se despoja de su corazón, la película comienza a verse en tonos opacos y grises, contrario al violeta y al brillo que envolvían las escenas cuando Anabel sentía. El mensaje es claro: no hay emociones, no hay vida.
Por otro lado, la directora habla sobre el amor. El amor nos cambia, ¿pero es realmente amor, es idealización o mera confusión? El amor es algo que no vemos, no se toca, pero decimos que lo podemos sentir. Al final, el amor es meramente un constructo social que se ha transformado a través de los siglos. La cinta explora el amor no correspondido, ese que te desilusiona y te deja en la cama por días haciéndote miles de preguntas del por qué falló; la construcción de esta posibilidad afectiva está bajo una hechura fantasiosa y extrema, pero que no ha sido ajena a nosotros como querer sacarnos el corazón y dárselo a ese alguien para que lo cuide o al menos esté consciente del hueco que tenemos en nuestro ser.
Esta propuesta es evocadora por la empatía que el espectador puede generar con sus protagonistas, ya que aunque se encuentran en un mundo donde la ciencia es muy avanzada, las emociones son el pilar y sin importar cuántos años hayan pasado o pasen, éstas siempre estarán y deben estar presentes en nuestra vida.
With Love and a Major Organ es una ópera prima con bastante alma y con una gama de temáticas y discursos interesantes que hacen reflexionar al espectador, a través de metáforas y fantasía, sobre el valor de las emociones en la vida, en nuestro día a día y por supuesto, en los vínculos entre personas.
“With Love and a Major Organ” formó parte de Fantasia Fest 2023.
Imagen de portada cortesía de Fantasia Fest 2023.