El director y escritor Adam Rehmeier es un apasionado del punk y su más reciente filme “Dinner in America” no solo es una carta de amor al género musical, sino también un fuerte comentario social sobre la clase media estadounidense. Recientemente tuve oportunidad de charlar con Rehmeier sobre el desarrollo de la película, desde el casting del actor revelación Kyle Gallner hasta la composición musical.
“Dinner in America” cuenta la historia de Simon (Kyle Gallner), el audaz punk y vocalista anónimo de una banda local, que entabla una amistad con Patty (Emily Skeggs), una chica inadaptada y constantemente insultada por su lentitud. Sin saber que Simon es en realidad su cantante de punk favorito, Patty recorre las calles a su lado para divertirse, cobrar venganza de bullys y eventualmente enamorarse.
Tras ser proyectada en Sundance a principios de año, el coming-of-age cómico de Rehmeier llegó a Fantasia Fest 2020 este verano. Tal vez esto suene raro dado que Fantasia es más conocido por su oferta de películas de terror, acción y ciencia ficción. Sin embargo, la naturaleza de “Dinner in America” es perfecta para este festival.
“El público de Fantasia representa al género con el que yo me asocio. Aunque ‘Dinner in America’ no es una película de terror, atrae al tipo de público que disfruta filmes de género. Creo que funciona porque es una historia que complace a personas que gusten de cosas alborotadas”, explicó Rehmeier. “Me hace muy feliz saber que muchas personas están conectando con los personajes. Y no es exclusivo en jóvenes. En Sundance, mujeres de 70 años se me acercaron llorando por la película y por lo mucho que amaron a Patty. Para mí, eso es maravilloso”.

Y es que en su guión, Rehmeier no le tiene miedo a nada. La comedia es atrevida y la historia está comprometida con la ideología punk. El filme pudo haber herido sensibilidades, pero el director supo cómo manejar la historia. “Aunque hay cosas que podrían ofender a la gente, veo cómo están las cosas en Estados Unidos y está peor. Es una caricatura. Para mí no hay diferencia. La película es una sátira pero Estados Unidos es una caricatura, entonces el guión se siente adecuado con los temas”, dijo.
En la película vemos varias veces a un par de desagradables bullys molestando a Patty. Su presencia en el filme tiene que ver con la situación social.
“Esas personas están en todos lados. Siempre los veo en Estados Unidos y es grotesco. Siento que esas personas predominan. Esa es la basura que experimenté mientras crecía y no creo que haya cambiado. El bullying está tan mal como siempre y personas como esas existen”, dijo Rehmeier. “Los personajes parecen caricaturas, y de cierta manera lo son, pero lamentablemente las cosas que ellos dicen son comunes hoy en día. Representan el aspecto negativo del Estados Unidos de clase media”.
Para la ejecución adecuada de estos temas, un aspecto muy importante era el look de la película. La pinta suburbana de Detroit probó ser el lugar perfecto para lograrlo.
“Fue muy divertido jugar con el diseño y la paleta de colores. Tenemos un Estados Unidos descolorido, un país roto que no ha sido arreglado”, dijo Rehmeier. “Detroit fue un gran telón de fondo para ‘Dinner in America’ porque tiene una clase media fracturada y usamos muchas locaciones anticuadas que no han sido arregladas desde los 80s o 90s. La paleta de colores se sentía como la adecuada. Me alegro de que hayamos filmado en Detroit”.
El elemento que probablemente muchos recordarán años después de ver “Dinner in America” es el personaje de Simon, un joven crudo, apasionado por la música y una bola de energía punk que arrasa con todo a su paso.
“Me gustan los personajes desafiantes y me gusta divertirme. Fue muy divertido escribir a Simon al igual que lo fue filmar con Kyle [Gallner] y verlo encontrar ese ritmo. Cómo se mueve, cómo habla. Fue súper importante tener el peinado y la primera vez que nos reunimos, él quería ese corte de cabello para empezar a sentir la mirada de la gente encima. Y es que cuando te rapas o tienes un peinado atrevido, la gente inmediatamente te juzga, así que él quería eso para prepararse”, explicó el director.

Gallner ha estado en películas como “Death White People”, “American Sniper” y actualmente protagoniza la serie “Interrogation”. Obtener sus servicios no fue cosa fácil.
“Tardamos mucho en poder hacer el filme. Kyle era uno de los cinco actores originales que yo quería para el papel y le hice llegar el guión a través de un amigo que estuvo a punto de trabajar con él en una película. Sin embargo, no lo leyó”, dijo Rehmeier. La película atravesó por problemas financieros y con el paso del tiempo, surgió otra oportunidad para obtener los servicios de Gallner. “Mi director de fotografía Jean-Philippe Bernier estaba en Rumania trabajando en una película con Kyle y le contó sobre ‘Dinner in America’ y mi necesidad por encontrar a un nuevo elenco. A Kyle se le hizo conocido el título, buscó en su correo y ahí estaba el guión que le envié tres o cuatro años atrás. Me llamó al día siguiente y dijo que quería hacer la película. Y pensé: ‘cabrón, te di el guión hace muchos años’, pero… ¿eso qué importa? Le respondí: ‘Vamos a hacerlo’”.
Para seleccionar a Emily Skeggs el proceso fue más simple. “Ya había elegido a alguien para el papel de Patty, pero a la actriz le dio miedo y prefirió retirarse. Emily fue presentada por su agente, vi su cinta de audición, hablé con ella e inmediatamente la amé. Simplemente funcionó. Sentía que con ella y Kyle todo esto iba a funcionar”, explicó Rehmeier.
El casting fue perfecto y Adam Rehmeir destacó la capacidad de sus protagonistas para sacar adelante la película. “Aunque el guión era un poco caricaturesco, Kyle y Emily [Skeggs] lograron darle un elemento humano a los personajes para plantarles los pies en la tierra y hacerlos empáticos. Sí, el filme es ruidoso y alegre pero también muy humano, y eso es gracias al corazón y alma que Kyle y Emily le dieron a la historia”.

Esa conexión se hace más evidente durante una escena clave en la que Simon y Patty componen juntos una canción llamada “Watermelon”.
“Durante el proceso de filmación, una de las primeras cosas que hicimos fue escribir la música. Esa fue una gran decisión porque lo hicimos juntos y nos dio una plataforma inicial para decir: ‘aquí está la parte emotiva del filme, ya sabemos cuál es y ahora vamos a trabajar hacia ese objetivo’”, dijo Rehmeier sobre la pegajosa canción que además sirvió para encapsular los temas románticos y musicales del filme. “Emocionalmente fue un punto de referencia muy importante para nosotros”.
“Watermelon” es una de las mejores canciones originales que podrás escuchar en el cine durante 2020. Sorprendemente, su composición fue muy simple. “Le pedí a Emily escribir letras para una canción como si fuera Patty. Emily no tuvo problemas pues ha estado en Broadway, tiene una voz increíble y puede hacer lo que le pida. Así que ella escribió letras, yo grabé el riff en mi guitarra, juntamos nuestro trabajo y rápidamente compusimos la canción”, dijo el director. “Honestamente, nos tardamos 20 minutos en hacerlo. Al día siguiente, hicimos un demo rápido con mi teléfono y fuimos al estudio para grabar la batería, el bajo, la guitarra y Emily cantó. Lo que escuchas en la película en la segunda toma de la grabación”.
Y eso no es todo. Para darle vida a la banda de Simon, el crew de “Dinner in America” compuso más canciones punk.
“El primer día hicimos la música punk de Kyle. Fueron dos sesiones: el primer día ensayo y una semana después, grabamos un par de canciones en vivo”, dijo el director. La producción contó con la ayuda de una banda canadiense llamada Disco Assault. “Me gusta su música y tenían el sonido perfecto para representar la banda de Simon. Me encanta su estilo punk rock de vieja escuela que recuerda a Black Flag. Grabaron toda la música y Kyle cantó encima de la voz original. Fue muy fácil y divertido trabajar con ellos”.
No solo tocaron, también aparecieron en la película, pues el baterista de Disco Assault interpretó al baterista de la película, mientras que su guitarrista y bajista aparecieron al lado de Patty en la escena del concierto.

Las canciones de “Dinner in America” son una maravilla y si hipotéticamente fueran a ser lanzadas en un álbum sin mención alguna de la existencia de la película, Rehmeier tiene una buena portada en mente: “Un melón explotando, tal vez cayendo de un edificio”. Suena perfecto.
Es claro que Adam Rehmeier es muy apasionado por la música, así que hablamos acerca de sus experiencias en conciertos.
“Creo que mi primer concierto fue de The Black Crowes. Tenía unos 13 o 14 años. Mi siguiente show fue Metallica”, dijo. “Mi show favorito de la vida fue uno con Faith No More y Helmet, fue increíble. Aunque también vi a Nirvana y ¿sabes qué? Ese tiene que ser mi show favorito. Soy un gran fanático de Kurt Cobain”.
¿Su concierto ideal después de la pandemia? Nine Inch Nails. “Su disco más reciente es genial y no es lo que yo esperaba. Es algo más etéreo con pianos y sintetizadores. Me encantaría ir a un concierto con esa banda y ese disco”, dijo.
Y si tuviera la oportunidad, tiene un par de elecciones de ensueño para musicalizar un futuro filme. “¿Qué tal una colaboración con Stephen Malkmus de Pavement? Siempre me ha gustado Pavement, es una de mis favoritas”, dijo. “También sería genial una colaboración con Ween. Otro nombre es David Berman de Silver Jewels, pues creo que sus palabras son muy líricas y me encanta su disco American Water. Podríamos hacer películas muy locas o algo pacífico con su música”.
Sin embargo, gracias a la pandemia del COVID-19, el futuro es incierto. Por lo pronto, Adam Rehmeier está editando y escribiendo en casa, pero su enfoque principal es cuidar y educar a sus tres pequeños hijos durante esta nueva normalidad. Y en medio de todo esto, se mantiene muy positivo: “Aunque es difícil, es mejor que vivir en un país en guerra. Siempre pienso en un panorama más amplio. Si lo piensas así, esto no es nada”, dijo.