La relación que surgió entre Ben Affleck y Ana de Armas durante la filmación de “Aguas profundas” (Deep Waters) hizo viral a la película mucho antes de su constantemente retrasada llegada a streaming. Pero las historias y fotos de la pareja y su rompimiento que se convirtieron en sustento de tabloides durante la pandemia podría ser solo el comienzo porque, en sí, la película tiene abundante material de meme que le dará una vida larga. Y esto no es malo, pues de la mano del destacado director de thrillers eróticos noventeros, Adrian Lyne, y dos magnéticas actuaciones protagónicas, la película es entretenida y curiosamente refrescante.
Ben Affleck interpreta a Vic Van Allen, un genio tecnológico retirado y con mucho dinero que ve con odio a su esposa Melinda (Ana de Armas) ir y venir con jóvenes galanes. Su relación está basada en la supuesta libertad que el cornudo Vic le da a Melinda de relacionarse con otros hombres, pero en realidad él está ejerciendo un control tóxico sobre ella. Vic le da permiso a Melinda solo para enojarse en cuanto la ve coquetear con alguien, provocando así una pelea entre los dos que tarde o temprano termina con sexo de reconciliación. Esta toxicidad permea en la historia y da pie a aspectos más siniestros.
Vic espía a los pretendientes de su esposa y de ser necesario, suelta amenazas casuales en forma de broma como “hey, puedes andar con mi esposa pero el último hombre que lo hizo está desaparecido porque lo asesiné”. La intriga de la primera media hora radica en averiguar si Vic habla en serio o solo está ahuyentando de manera pasiva-agresiva a sus rivales. Pronto aprendemos que el hombre obtuvo su fortuna a través de drones bélicos para el ejército, pero la cantidad de sangre que ha corrido indirectamente gracias a él parece no perturbarlo en lo más mínimo.
La historia se calienta en más de un sentido con alcohol, fiestas de personas ricas, sexo, provocación y juegos psicológicos. Aunque el guion de Zach Helm y Sam Levinson está repleto de altibajos, Adrian Lyne, director de “Fatal Attraction”, inyecta un sentimiento ochentero al accionar de la película, planteando preguntas interesantes y manipulando con astucia elementos técnicos para crear momentos audiovisualmente llamativos. Sin embargo, su dirección es errática y desprovista de compromiso.
El problema de “Aguas profundas” durante largos periodos de tiempo es que no es lo suficientemente caliente, atrabancada, vulgar o graciosa para justificar muchos de sus hilos narrativos; no hay un compromiso total con su esencia. Sin embargo, algunas de esas cualidades brotan como petróleo en un último acto irreverente que incluye a un desquiciado Tracy Letts (“Lady Bird”) devorando la pantalla en la que bien podría ser la escena peor escrita de este año. Pero como muchos otros elementos en la película, este final provee una jugosa dosis de entretenimiento tonto.
Pero la fuerza guía de esta película no es la intriga ni los momentos accidentalmente graciosos, sino las fuertes actuaciones de sus protagonistas. Me la pase bomba siendo testigo de los abruptos y constantes cambios en la expresión facial de Ben Affleck (“The Tender Bar”) a lo largo de “Aguas profundas”. De una cara de aburrimiento a una mueca de odio, de una sonrisa hipócrita a ojos de pistola que señalan desastre, Affleck utiliza su tremenda habilidad actoral de plasmar explosividad controlada para hacer a su personaje impredecible y volátil, permitiendo a la audiencia crear sus propias suposiciones de él.
Una faceta importante del conflicto entre Vic y Melinda es el hecho de que ella está harta de la actitud pasiva de su esposo, misma que se manifiesta en poca comunicación o expresividad de deseo hacia ella. Ana de Armas (“No Time to Die”) encuentra un gran balance plasmando a un ser vulnerable, sensual y odioso que alimenta al misterio central de la trama. ¿Qué es lo que le atrae de Vic? ¿Le excita su relación tóxica? ¿Hasta qué grado sabe lo que Vic está haciendo con sus parejas? De Armas juega con nosotros al igual que juega con Vic y que Vic juega con ella. Es bastante astuto.
A pesar de numerosas ocurrencias bobas y una decepcionante carencia de erotismo, “Aguas profundas” ofrece a un par de personajes tan desagradables como fascinantes que intentan mantener a flote su matrimonio a través de acciones incrementalmente trastornadas. No es la exploración de toxicidad más elegante, pero es una que aborda el tema a través de intenciones refrescantemente provocadoras que Lyne ejecuta con sus clásicas sensibilidades.
“Aguas profundas” o “Deep Water” ya se encuentra disponible en Prime Video en Latinoamérica y en Hulu en Estados Unidos. Y a ti, ¿qué te pareció la película? Queremos escuchar tu opinión en nuestras redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram).