Amy Adams es una de las actrices más talentosas de la industria fílmica moderna, sus capacidades histriónicas le han permitido encarnar personajes diversos a lo largo de toda su carrera, sin embargo, tal vez el más famoso y reconocido sea Giselle, la joven princesa del reino mágico de Andalasia cuya extraña pero enternecedora aventura neoyorquina conquistó los corazones de las audiencias en 2007. Ahora, 15 años después de haber encontrado su “Felices para Siempre” con Robert (interpretado por Patrick Dempsey) y su hija Morgan (Gabriella Baldacchino), la tenemos de regreso en “Desencantada”.

Dirigida por Adam Shankman (“Niñera a Prueba de Balas”), esta secuela nos introduce nuevamente a la vida de Giselle y su familia quienes, tras la llegada de un bebé, deciden abandonar su vida en Nueva York para establecerse en Monroeville, un idílico pueblo liderado por Malvina Monroe (Maya Rudolph). Sin embargo, el final de cuento de hadas está lejos de llegar para la princesa: el estrés, las hormonas y los nuevos vecinos provocan que la princesa busque una solución a través de la magia de Andalasia, lo que produce graves y peligrosas consecuencias para ambos mundos.

Hay un momento en la película donde uno de los personajes dice “Vaya, esto es todo un cliché” y esa frase sirve para definir a “Desencantada”: un enorme y predecible cliché. Si bien la cinta original de 2007 también era bastante predecible, brillaba por divertidas actuaciones y sus números musicales (de las cinco canciones nominadas al Oscar de Mejor Canción Original de ese año tres de ellas pertenecían a “Encantada”). Aquí esos elementos se sienten bastante diluidos.

Amy Adams brilla por sobre los demás intérpretes porque dota a Giselle de más matices y capas, y la convierte en un personaje complejo; es divertido verla transicionar de princesa a madrastra malvada a través de cambios de postura, mirada y tono de voz, microexpresiones que enriquecen su actuación. Maya Rudolph (“La familia Mitchell vs. las máquinas”) también hace un buen trabajo encarnando a la villana de la historia, sin embargo, las motivaciones de su personaje nunca son claras y el guion nunca profundiza realmente en ella. Respecto a los momentos musicales nos encontramos ante una cinta saturada de canciones, pero ninguna tan memorable como las presentadas en la cinta original. Solamente una se destaca y es el dueto entre Maya y Amy, ambas brillan a través de la música y la edición, además de sus actuaciones perfectamente encausadas al tono fársico de la película.

El guion se va alimentando de situaciones ya vistas en decenas de cintas con la temática de “padre no entiende a su hijo adolescente”, además de las cintas de princesas de Disney, para construir su conflicto y eso provoca que se  sienta bastante artificial. Pasa por todos los lugares comunes: desde el romance forzado para la hija hasta el desenlace feliz gracias al poder del amor. Lejos quedó esa crítica hacia los cuentos de hadas de la primera cinta, aquí parecieran querer mostrar el lado más tóxico de estas historias, pero el comentario queda en el aire pues jamás aterriza bien dentro de la película.

“Desencantada” se siente como un producto derivativo de todo lo realizado anteriormente por Disney y no tiene nada nuevo para contarnos. Amy Adams es la fuerza motora detrás de una cinta sin nada de la chispa que hizo tan memorable a la original.  Es una desilusión para los fanáticos de la primera película, quienes llevaban años rogando por una secuela.

“Desencantada” ya se encuentra en Disney+.