“La mujer en la ventana” (The Woman in the Window) es un testimonio de la inquebrantable calidad de Amy Adams. Sin importar las trabas a su alrededor, las cuestionables decisiones estilísticas y el derrumbe progresivo del guion, es ella quien se mantiene fuerte en sus inútiles intentos por transformar escombros narrativos en oro.

Adams interpreta a Anna Fox, una psicóloga agorafóbica que pasa su tiempo encerrada en casa tomando vino, consumiendo píldoras y viendo películas clásicas. Su estado mental es frágil y la paranoia ha aparecido como consecuencia del aislamiento. Pronto, su vida ermitaña es interrumpida por la llegada de nuevos vecinos: los Russells. 

Anna observa a la familia desde su casa, pero también se hace amiga en persona del hijo menor Ethan (Fred Hechinger) y pasa una agradable velada platicando con la madre Jane (Julianne Moore). Tras espiar con ayuda del telescópico lente de su cámara y escuchar las historias de Jane, Anna comienza a sospechar conductas abusivas del esposo Alistair (Gary Oldman).

Las cosas se ponen violentas cuando, una noche, Anna observa desde su ventana cómo Jane es apuñalada por alguien. Sin embargo, tras una llamada a la policía, Alistair jura que nada ha pasado en su casa y que Jane está viva. Para el horror de Anna, Jane aparece a su lado, pero no es la misma mujer que ella conoció unos días antes, sino una rubia completamente distinta (interpretada por Jennifer Jason Leigh). ¿Fue todo una alucinación? ¿Esconde algo la familia Wyatt?

Con un elenco llamativo, Tracy Letts (“August: Osage County”) adaptando la popular novela del mismo nombre y Joe Wright (“Darkest Hour”) en la silla de director, “La mujer en la ventana” parecía tener la receta para el éxito, pero el producto final es una comedia de exageraciones e ideas pobremente desarrolladas. Es un thriller fallido cuya producción estuvo plagada de retrasos, reescrituras del guion y filmaciones adicionales. 

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The Woman in the Window | Netflix (2021)

La película intenta ser audaz, pero opera como un thriller noventero en donde los insípidos encuadres y decisiones estilísticas te alejan accidentalmente del suspenso. Cuando Jane está siendo asesinada, por ejemplo, unas manchas de sangre salpican el lente al más puro estilo de cine serie B. Estos momentos de exageración teatral lastiman la humanidad de la protagonista. 

La fotografía de Bruno Delbonnel funciona como herramienta claustrofóbica y desorientadora, acercando a la película a su objetivo de cuestionar sobre la autenticidad de las afirmaciones de Anna. Sin embargo, la inconsistencia de tono y los triviales sucesos nulifican el aspecto psicológico de la historia.

Además de hoyos en la trama, los sucesos, detalles y personajes torpes abundan en “La mujer en la ventana”. Tenemos a un terapeuta alentando el espionaje, resbalones cómicos y carencia de cortinas (a la familia Russell claramente no le importa la privacidad). Asimismo, la agorafobia de Anna es rápidamente olvidada, eliminando así una potencial fuente de tensión; es únicamente utilizada como pretexto para evitar sus salidas. El clímax cae en el ridículo y Danny Elfman no ayuda mucho con su absurdo e inflado score en donde el derroche de violines resta intensidad y acerca a la escena a una parodia.

Los esfuerzos de Amy Adams (“Hillbilly Elegy”) son sobresalientes. Muestra vulnerabilidad sin perder el control e intenta acercarte al caos psicológico por el que está atravesando Anna. Pero todo su trabajo es frenado por un guion enfocado en quitarle credibilidad a su personaje y reducir su salud mental a un vehículo de burla. El resto del elenco no ayuda mucho, en particular un caricaturesco Gary Oldman (“Mank”) y un exagerado Fred Hechinger (“News of the World”), quien prácticamente camina por la película con un enorme cartel de “Mírenme, soy un psicópata”. Brian Tyree Henry (“Godzilla vs. Kong”) eleva un rol de detective, pero su presencia es minúscula y sus talentos desperdiciados.

“La mujer en la ventana” pudo haber sido una exploración de trauma. Los elementos estaban ahí para explotar el potencial o de mínimo aprovechar el talento de Amy Adams, pero Wright se decantó por un cliché hollywoodense carente de fondo y sin una visión establecida.

“La mujer en la ventana” ya se encuentra disponible en Netflix.