La historia de “Romeo y Julieta” ha sido tan poderosa desde su publicación hace ya cientos de años que su adaptación al cine resultaba inevitable. A lo largo de décadas hemos recibido distintas encarnaciones, desde algunas muy clásicas como la de Franco Zeffirelli de 1968, hasta ejercicios fuera de lo común como “Romeo + Juliet”. Tan solo el año pasado tuvimos la segunda versión cinematográfica de “West Side Story”. En este sinfín de ofertas, la directora Karen Maine nos trae una con un curioso y entretenido giro que se mantiene a flote gracias a Kaitlyn Dever.
Rosalina (Kaitlyn Dever) es novia de Romeo (Kyle Allen), pero solo se pueden ver en la noche debido a que sus familias se odian: ella es una Capuleto y él un Montesco. Un día a ella se le ocurre invitarlo a un baile de máscaras, ambos estarán disfrazados y podrán verse sin peligro. Debido a azares del destino, Rosalina no puede asistir, pero Romeo conoce a Julieta (Isabela Merced), la prima de Rosalina, de quien se enamora perdidamente.
Desde el inicio, la película deja claro que este no va a ser un típico romance de época. En cuanto Romeo se asoma y empieza a recitar sus bellos poemas, Rosalina lo detiene y le dice que por qué rayos habla así. Los más puristas tal vez tengan problemas con este tono, más cercano a la reciente adaptación de Netflix de “Persuasión” que a la obra original de Shakespeare, pero es bastante ligera y disfrutable para quienes busquen pasar un buen rato.
Basada en una novela de jóvenes adultos llamada “When you were mine”, los guionistas nominados al Oscar por “The Disaster Artist”, Scott Neustadter y Michael H. Weber, dan vida a un divertido mundo lleno de personajes con los cuales es fácil encariñarse. Sin embargo, dista mucho de ser su mejor trabajo, pues “Rosalina” carece del ingenio, ternura o innovación de sus anteriores trabajos como “500 días juntos”, “The Spectacular Now” o “Bajo la misma estrella”. Es una película cumplidora pero decepcionante si se tiene en cuenta de quienes viene.
Tras el maravilloso retrato sobre la hipocresía religiosa y la culpa adolescente en “Yes, God, Yes”, Maine regresa a la silla de directora con resultados menos efectivos. El balance entre la comedia y el comentario social no siempre se mantiene, principalmente debido a que este último es presentado en situaciones ajenas a la trama principal. Esta inconsistencia también se refleja en que la comedia prevalece por encima del romance, algo no tan deseado en una comedia romántica. Hay varias risas pero en el aspecto sentimental no se siente gran cosa.
Algo que Maine sí logra es sacar buenas actuaciones de su joven elenco, sobre todo de Dever y Merced. La amistad de las dos chicas es fundamental para mantener el interés del espectador, y ambas actrices lo hacen muy bien. Dever (“Pasaje al paraíso”), continúa mostrando su talento y versatilidad, esta vez como una heroína imperfecta pero fácil de querer. Merced por su parte hace de Julieta una encantadora e ingenua chica sin caer en lo aburrido o soso. Así como su papel en “Dora y la ciudad perdida”, la actriz llena de carisma y genuina bondad a un personaje que en otras manos pudo ser una parodia.
En general esta es una película bonita y con toques de ingenio, nunca pretende reinventar el género y exprime lo suficiente su jugosa premisa como para hacerla una experiencia diferente de una historia muy conocida. No es un clásico instantáneo pero a veces todo lo que uno necesita es una película que le levante el ánimo y le saque una sonrisa.
“Rosalina” ya se encuentra disponible en Star+.