Cuando de grandes héroes de acción se trata, el nombre de Robert McCall no suele estar en la conversación al lado de figuras como Ethan Hunt, Jason Bourne y John McClane, sin embargo, bajita la mano McCall y su cumplidora franquicia dirigida por Antoine Fuqua merecerían estar en la conversación. Tal vez las películas de El Justiciero no tengan las historias más sofisticadas y sus escenas de acción no sean tan elaboradas, pero tienen algo que las hace memorables y sumamente disfrutables: la magia de Denzel Washington, quien refuerza el caso aquí expuesto con otra magnífica actuación en El Justiciero: Capítulo Final, un brutal y cumplidor cierre de la trilogía.

En esta ocasión McCall viaja al sur de Italia para despachar a un criminal italiano, pero el encuentro lo deja malherido. Después de ser rescatado por un policía (Eugenio Mastrandrea) y curado por un bonachón doctor (Remo Girone), McCall decide quedarse en el pintoresco pueblo de Altamonte: se ha enamorado de su gente y su tranquilidad. Pero esto último no dura mucho ya que mafiosos, conocidos como la Camorra, quieren “ahorcar” al pueblo para convertirlo en un complejo de vacaciones. McCall, por supuesto, no permitirá que eso ocurra.

Estas películas siguen una fórmula sencilla que combina moralidad, Denzel Washington harto de criminales despiadados y brutales escenas de acción. El nuevo ingrediente a esta fórmula, que en Capítulo Final funciona de maravilla, es Italia. Hay algo encantador en ver a Denzel Washington disfrutando un té en un adorable café calabrés o caminando de noche por un precioso mercado cerca de la costa. Sin caer en turismo visual al estilo Netflix, Robert Richardson (Air) retrata la belleza del lugar con elegancia y sobriedad; su fotografía exacerba el creciente sentimiento de comodidad que tiene el protagonista en este pueblito.

Al enamorarte de Altamonte y sentir la calidez de su gente, Fuqua ejecuta exitosamente la primera parte de su ecuación. Cuando los mafiosos amenazan con destruir la paz, por supuesto que quieres ver a McCall patearles el trasero. El éxito de este tipo de películas radica en sacrificar intriga para que sientas satisfacción cuando los malos reciban su merecido, y eso es exactamente lo que ocurre en esta tercera entrega.

La franquicia de El Justiciero ha hecho buenos números de taquilla en México. Tal vez sea por el hartazgo de la impunidad en el país, esa sensación de impotencia de ver cómo criminales se pueden salir con la suya tan fácil, que el mexicano gravita hacia estas películas en donde no solo triunfa el bien y la moral, sino que los malos reciben un brutal, y en ocasiones, lento merecido. Es como una fantasía cruda y altamente satisfactoria de venganza y escapismo, una fantasía que, combinada con la belleza de los paisajes italianos, aquí funciona al máximo.

Un monumental Denzel Washington nos guía en esta peculiar mezcla de calidez italiana y violenta venganza. El galardonado actor no necesita lanzarse en moto desde lo alto de una montaña, pues su mirada silenciosa es suficiente para contar la historia y cautivar. También es 100% convincente en las escenas de júbilo, pues su disfrute de la gente y la comida italiana es contagioso. Washington eleva todas y cada una de sus escenas.

19 años después de Man on Fire, El Justiciero: Capítulo Final reúne a Washington y Dakota Fanning, quien aquí interpreta a una agente de la CIA involucrada en una subtrama bienvenida gracias a la energía de ambos intérpretes pero que se siente un tanto innecesaria. El guion de Richard Wenk expande el rango de su historia y se mete en temas de terrorismo, CIA y policías corruptos que además de aportar poco, cae en estereotipos tontos (¿“droga yihadista”? ¿En serio?). La película sufre ligeramente al malabear estos elementos principalmente porque eso involucra no tener a Robert en pantalla: al fin y al cabo, lo que verdaderamente queremos es ver a Denzel Washington eliminar al mal y disfrutar su tecito. 

El Justiciero: Capítulo Final es un cierre coherente, memorable y sin complicaciones que además de proveer grandes dosis de brutalidad y entretenimiento, procura encumbrar la importancia de hacer el bien y ayudar al prójimo, sin importar que sea un conocido o no. Fuqua y Washington le ponen un sangriento moño a una de nuestras mejores y más infravaloradas franquicias de acción.

“El Justiciero: Capítulo Final” ya está disponible en cines.