Dirigida por Bobby Farrelly y protagonizada por Woody Harrelson, Los Campeones es un remake norteamericano que, a pesar de sus buenas intenciones de transmitir un mensaje sobre inclusión, respeto y empatía hacia las personas con discapacidad, comete los mismos errores que la versión original (Campeones, ganadora del Goya).

Los Campeones nos introduce a Marcus (Woody Harrelson), un entrenador de basketball bastante desagradable y egocéntrico que, tras ser detenido por conducir en estado de ebriedad y ser despedido de su trabajo,  es condenado a realizar servicio comunitario durante 90 días como el entrenador de “Los Amigos”, un pequeño equipo de basketball formado por personas con distintas discapacidades intelectuales, quienes poco a poco se irán ganando el corazón de Marcus y demostrándole que son tan capaces de lograr grandes cosas como cualquier otra persona.

Uno de los mayores problemas de la cinta está en su protagonista: el guion pone el foco de atención en Marcus, él es quien se convierte en nuestros ojos y oídos, toda la experiencia la vivimos a través de él cuando en realidad quienes deberían protagonizar la película son cada uno de los miembros de “Los Amigos”. Como muchos filmes deportivos, se trata de la historia de un underdog: un equipo pequeño con pocas o nulas posibilidades de triunfar, al menos a simple vista, se convierte en la sorpresa del torneo, logran llegar a la final y, ganen o pierdan, aprenden una valiosa lección en el camino. Por lo mismo, si el plan de los realizadores era darle visibilidad a las personas con discapacidad que practican deportes entonces deberíamos estar viendo su historia, no la del entrenador engreído y con aires de superioridad quien “logra ver la fortaleza en aquellos distintos a él”.

El guion, escrito por Mark Rizzo, no profundiza demasiado en los miembros de “Los Amigos”: le da un rasgo distintivo a cada uno para que los ubiquemos a lo largo de la cinta y después nos explica, por medio de diálogos de exposición, sus historias particulares; el cambio en el equipo tras la llegada de Marcus se va dando por arte de magia, si bien lo vemos enseñándoles cómo tirar el balón o hacer ciertas jugadas, en realidad no hay un montaje donde veamos su crecimiento, el paso de jugar como individuos a ser parte de un equipo, o una mejora en las tácticas de juego. Nada. En su lugar, Rizzo prefiere profundizar en la vida amorosa del entrenador con Alex (Kaitlin Olson), la hermana de uno de los jugadores.

Las actuaciones por parte de todos los miembros de “Los Amigos” son bastante buenas, sobre todo se destacan Madison Tevlin como Cosentino, una ruda jugadora con un gran corazón, y Kevin Lannucci (The Best of Enemies) en el papel de Johnny, un joven divertido y entusiasta bastante fiel a sus creencias. Sin embargo, poco se puede decir de Woody Harrelson (El hombre de Toronto) quien pareciera estar en modo piloto automático durante toda la película: su expresión jamás cambia, su lenguaje corporal no logra transmitir emociones y la forma en la que dice sus diálogos se siente plana. Quienes destacan con participaciones pequeñas pero sustanciales son Ernie Hudson (Los Cazafantasmas) y Cheech Marín (Una boda explosiva).

Los Campeones es un remake con buenas intenciones pero que falla terriblemente en su ejecución: busca hablar sobre inclusión, respeto y empatía pero jamás profundiza en estos temas a través de los verdaderos protagonistas de la historia, y en su lugar decide centrarse en un personaje poco agradable a quien vemos cambiar todo su sistema de creencias de un momento a otro para demostrar un crecimiento de personaje. La historia, como en cualquier cinta deportiva, es interesante de ver, pues cada juego de “Los Amigos” te mantiene al filo del asiento, sin embargo uno puede predecir exactamente dónde acabará la película después del primer acto.

Las historias sobre deportistas con discapacidad son necesarias para darles una mayor visibilidad, sin embargo, como espectadores, deberíamos exigir que el foco narrativo central recaiga en ellos y no en terceros.

“Los Campeones” ya se encuentra disponible en cines.

Imagen de portada cortesía de Universal Pictures México.