En septiembre de 1985 dos traficantes provenientes de Colombia dejaron caer su cargamento sobre Tennessee en Estados Unidos debido al exceso de peso que este representaba para el avión. Tres meses después, varios agentes del FBI encontraron en los bosques de Georgia a un oso negro muerto por sobredosis tras ingerir grandes cantidades de cocaína y verse imposibilitado de absorberla en su sistema; según los reportes de los médicos, el oso murió poco después de ingerir la droga. “Oso Intoxicado” (Cocaine Bear), la nueva película dirigida por Elizabeth Banks (“Los Ángeles de Charlie”) y producida por Phil Lord y Chris Miller (“21 Jump Street”), se inspira en dicha historia para desarrollar su exagerada e irresponsable historia.

El guion escrito por Jimmy Warden (“The Babysitter: Killer Queen”) respeta dos aspectos de los hechos reales: un traficante deja caer paquetes de cocaína en el bosque y un oso los encuentra, fuera de esos elementos nos encontramos ante un desfile de personajes que por diferentes razones terminan en este bosque para encontrarse con el oso drogado y ser asesinados por él. Es todo el argumento de la cinta. Si bien cada personaje tiene su historia particular (una madre buscando a su hija, los traficantes buscando los paquetes de cocaína, un policía persiguiendo a los traficantes), estas quedan en el olvido una vez iniciada la matanza del “oso vicioso”. Las situaciones “cómicas” planteadas en la película no son graciosas y llegan al punto de ser irresponsables pues nadie se pregunta: ¿El oso está sufriendo? ¿Cuáles son las consecuencias fisiológicas para él después de consumir tanta droga? ¿Cómo podemos ayudarlo? Warden más bien nos pide reírnos de un animal asustado e inclusive de niños consumiendo drogas ¿eso es divertido?

La dirección de Elizabeth Banks no destaca en ningún rubro: el ritmo es bastante atropellado pues constantemente brincamos de una historia a la otra, de situaciones tensas a momentos ligeros sin una conexión aparente; la fotografía y el score nunca sobresalen, ni siquiera en las escenas más tensas de la cinta en donde se le da un mayor peso al soundtrack de canciones licenciadas, algunas usadas de manera inteligente y otras completamente desaprovechadas. Pareciera que la película fue dirigida en modo automático pues se siente como un producto hecho por la pura ambición de estirar el chiste del oso drogado hasta llegar a un límite bastante incómodo: no hay ninguna marca autoral, un arco interesante, cuestionamientos morales o una crítica al creciente problema de drogas de Estados Unidos. 

Como protagonistas tenemos a Keri Russell (“Espíritus Oscuros”) y a Alden Ehrenreich (“Han Solo: una historia de Star Wars”), ambos exageradisimos todo el tiempo, con historias contadas a través de diálogos de exposición, sin un desarrollo a lo largo de la historia y cuyos problemas se solucionan fuera de cámara por arte de magia. Acompañándolos tenemos a Ray Liotta (“El Halloween de Hubbie”), en uno de sus últimos papeles antes de su muerte en mayo de 2022, intentando crear un villano, si es que la historia requería uno, con motivaciones sólidas pero cuyas decisiones se sienten caricaturescas en los últimos minutos de la película.

Hasta cierto punto sería injusto tratar a “Oso Intoxicado” como una película seria, al final es un oso consumiendo cocaína y matando gente. ¿Cómo tomarla en serio? Podría ser una cinta de esas donde se apaga el cerebro y solamente te diviertes con lo que ves en la pantalla, sin embargo en ningún momento es presentada como una parodia o una sátira de los eventos reales, desde el comienzo nos aclara estar basada en una historia verídica e incluso nos muestra segmentos de noticieros y comerciales de la época para darle autenticidad al relato; cada muerte en la pantalla es mostrada de forma cruda y violenta para después terminar en un chiste mórbido al cual es complicado reaccionar pues el tono jamás logra establecerse.

“Oso Intoxicado” es un chiste irresponsable llevado demasiado lejos por sus creadores donde se exagera una historia verídica que podría funcionar como una interesante sátira social si el equipo detrás de la película pudiera ver más allá de lo obvio. La cinta va directo al grano, no toma atajos y muestra violencia gráfica y situaciones imprudentes con tal de sacarle risas a los espectadores. Hoy en día, con una sociedad hambrienta por atención en Internet, resulta peligroso presentar un proyecto de este estilo sin incluir como parte de la narrativa algún mensaje contra el maltrato animal o advertencias sobre el consumo de sustancias nocivas a la salud, pues resulta fácil para el público imitar los comportamientos exhibidos en el filme.

“Oso Intoxicado” ya está disponible en cines.