A poco más de dos años de habernos regalado su mejor actuación en “Uncut Gems”, Adam Sandler vuelve a demostrar sus excepcionales habilidades dramáticas en “Garra” (Hustle), un filme deportivo, dirigido por Jeremiah Zagar, que toma la vieja fórmula de la historia del underdog y la ejecuta con mucha pasión, obteniendo como resultado un producto altamente satisfactorio para audiencias casuales y amantes del básquetbol por igual.
Rompiendo la tradición de películas deportivas enfocadas en jugadores o entrenadores, “Garra” se centra en una figura importantísima pero generalmente infravalorada para todo deporte: el scout. Stanley Sugarman (Sandler) realiza esta noble labor viajando por todo el mundo en búsqueda de un diamante en bruto que se convierta en la próxima gran estrella de la NBA.
Stan siempre ha querido ser entrenador asistente y después de años de servicio encontrando jóvenes talentos para los Philadelphia 76ers, su sueño está por cumplirse. Sin embargo, la muerte del dueño del equipo (Robert Duvall) y la sucesión de su arrogante hijo Vince Merrick (Ben Foster, magnífico villano) lo obliga a regresar a su profesión de scout para encontrar la pieza faltante de los Sixers, misma que encuentra en las calles de España cuando conoce a Bo Cruz (Juancho Hernangómez), un joven con impresionantes habilidades atléticas que trabaja en construcción para mantener a su hija.
Lo que sigue ya puedes adivinarlo: Stan y Bo trabajan arduamente para cumplir sus respectivos sueños, desafiando expectativas y superando numerosos obstáculos en el camino. Pero esta historia convencional se sale del molde gracias a una gran dirección de Jeremiah Zagar. “Garra” tiene emocionantes montajes de entrenamiento, dramáticos momentos de fracaso y charlas motivacionales, pero todo esto es ejecutado a través de una mezcla de destreza artística y una marcada pasión por el deporte.
Así como existen ideas cliché y deus ex en la narrativa, también hay dollys poderosos, autenticidad actoral y mucha energía. La edición feroz, vibrantes movimientos de cámara e inteligente utilización alterna de primeros planos y planos generales convierten a las escenas de básquetbol en cautivadoras batallas, mismas que además cuentan con un alto grado de valor emocional gracias al efectivo desarrollo de los personajes involucrados.
El guion de Taylor Materne y Will Fetters no reinventa el cine deportivo pero maximiza las pulsaciones emocionales de la película a través de una estructura astuta y generadora de drama. Por ejemplo, sabemos que tanto Bo como Stan cometieron errores importantes en su pasado, pero Materne y Fetters se toman su tiempo para revelar los detalles; solo presentan la idea y la dejan flotando en el aire para crear intriga alrededor de los personajes y hacerlos más interesantes. Son pequeños detalles que nutren al filme.
Existe cierta crudeza en el personaje de Stan. “Las personas de cincuenta años no tienen sueños”, dice. Sin embargo, tener una probadita de ese sueño lo convierte en un tiburón masoquista que se lanza con todo hacia la oportunidad de obtenerlo, sin importar los sacrificios financieros y laborales que eso conlleve. Adam Sandler sobresale con facilidad en este papel. Su simpatía es perfecta para la historia del underdog forcejeando por alcanzar sus metas, sus desplantes de ira vienen acompañados por efectivo humor sarcástico y su pasión por el tema es evidente; su abundante y bien documentado amor por el básquetbol se traduce en autenticidad pura, pues de repente pareciera que Sandler simplemente está siendo sí mismo en un partido de los Knicks.
Y no solo es Sandler, la pasión por este deporte está presente en toda la película gracias a un elenco basquetbolero de lujo. Juancho Hernangómez, ex ala-pivote de los Spurs, cumple con el papel de un ingenuo e inseguro prospecto; Anthony Edwards, escolta de los Minnesota Timberwolves, es muy efectivo como el fanfarrón rival de Bo. También encontramos actuaciones de jugadores como Tobias Harris, Tyrese Maxey, Seth Curry y Boban Marjanović, así como de las leyendas Kenny Smith, Dr. J, Dirk Nowitski, Allen Iverson y Shaquille O’Neal, entre muchos otros.
La figura del músico y compositor Dan Deacon (“Strawberry Mansion”) está a la alza en el mundo cinematográfico y en “Garra” entrega su mejor trabajo hasta la fecha. Su score es una inyección constante de electricidad a la película; Deacon combina de manera perfecta sonidos electrónicos, percusiones, piano y cuerdas para obtener el éxtasis auditivo (“Run Up Hill Win” como máximo ejemplo) en más de una ocasión y así crear momentos de superación y fervor, pero también de ira y frustración.
“Garra” es la prueba de que el cliché no es malo en manos capaces. Aun cuando soluciones fáciles aparecen en su historia, Jeremiah Zaga entrega un drama bien balanceado, siempre absorbente y satisfactorio, con toques sofisticados, ritmo ligero, fotografía vistosa, música electrizante y un excelente Adam Sandler, quien vuelve a probar sus dotes como MVP dramático.
“Garra” / “Hustle” se estrena en Netflix el 8 de junio.