El Universo Extendido de DC sigue generando más preguntas que respuestas, y aunque “¡Shazam! La furia de los dioses” no termina por solidificar el camino de la franquicia, sí vislumbra un poco el futuro del universo ahora liderado por James Gunn y Peter Safran. Esta segunda parte, dirigida otra vez por el sueco David F. Sandberg, logra ser entretenida y mantener la identidad del superhéroe, aunque se queda rápidamente sin chispa por la simpleza de su narrativa.
Han pasado dos años desde que Billy Batson (Asher Angel) y sus hermanos adoptivos vencieron al Dr. Sivana (Mark Strong). Todo parece ir bien hasta que aparecen Kalypso (Lucy Liu) y Hespera (Helen Mirren), dos de las hijas del Titán Atlas, quienes buscan el bastón del Mago (Djimon Hounsou), destruido por Shazam en la película anterior, para restaurar su poder y así vengarse de la muerte de su padre.
A estas alturas es muy ingenuo tener expectativas sobre esta franquicia. Es claro que a Warner Bros. no le ha importado organizar adecuadamente el universo de DC ni tener un plan narrativo coherente, cuestión que ha provocado mediocridad y monotonía en sus productos. Algo es muy cierto: crearnos expectativas sobre lo que queremos ver en pantalla (o sobre cualquier cosa en la vida) la mayoría de las veces trae decepción porque los creadores no están obligados a cumplir los caprichos o requerimientos de un sector del público, en especial de los fanáticos. Lamentablemente Marvel y DC han aportado a esa “expectativa” con el armado de sus universos (y de sus numerosos materiales promocionales), donde más que películas, se acercan más a ser episodios de una gran serie.
Dicho lo anterior y juzgando a “¡Shazam! La furia de los dioses” como un producto aislado de cualquier otro, exceptuando su predecesora, es resaltable el nivel de entretenimiento que ofrece. El director y youtuber David F. Sandberg modifica un poco el tono, suprime humor y propone complejas escenas de acción a nivel visual, que dicho sea de paso, confirma el buen acabado de efectos visuales que tiene Warner Bros. con las producciones de DC (véase últimamente “The Suicide Squad”). Desde el dragón de madera que monta Lucy Liu (“Un mundo extraño”) hasta los pequeños monstruos que invaden las calles de Filadelfia, se nota el detallado trabajo de los artistas de efectos. Claro, no todos los efectos son perfectos, pero a comparación de lo visto en el subgénero de superhéroes últimamente, es un trabajo sobresaliente.
El problema más notable e importante radica en el guion escrito otra vez por Henry Gayden (“Hay alguien en tu casa”), y a quien se le une Chris Morgan (“Rápidos y furiosos 8”), pues para esta secuela es nulo el desarrollo de personajes; ni Shazam, ni sus hermanos adoptivos, ni las villanas, ni nadie posee complejidad psicológica. Esto es una pena, ya que no importa tener en tu elenco a la genial Helen Mirren o a la icónica Lucy Liu, si el guion es superficial y no plantea evolución en los personajes. Los convencionalismos narrativos son el combustible principal y aunque están colocados sin inconvenientes, anulan cualquier tipo de sorpresa o revelación.
Zachary Levi (“Apolo 10 ½: Una infancia espacial”) continúa impregnándole gran carisma y humor al personaje de Shazam, aunque por momentos repita (y agote) los mismos chistes sobre la ingenuidad de ser un superhéroe primerizo o más bien, un niño con poderes y cuerpo de Dios. El personaje necesita urgentemente un desarrollo más propositivo si los productores quieren que sea una de las caras principales de la franquicia.
“¡Shazam! La furia de los dioses” es entretenida y tiene atractivos acabados visuales, sin embargo, flaquea en su desinteresada narrativa que sigue sin desarrollar ni arropar a su gran personaje principal. La película tiene dos escenas poscréditos que dan pie a pensar que James Gunn planea retomar, tal vez no todo el universo de Shazam, pero sí algunos elementos del personaje y su entorno para el futuro del Universo Extendido de DC.
“¡Shazam! La furia de los dioses” ya está disponible en cines.