Muchas personas consideran que el western es un género muerto cuya época de mayor auge y esplendor fue de 1930 a 1960, sin embargo a lo largo de los años nos hemos podido encontrar con varias propuestas cuya función ha sido darle nueva vida a través de subvertir sus elementos más reconocibles o traer ideas frescas a escenarios ya conocidos; desgraciadamente Dead for a Dollar (El cazador de recompensas), la película más reciente del director Walter Hill (The Warriors) protagonizada por Christoph Waltz y Willem Dafoe, no es una de esas cintas que busquen aportar algo nuevo al género.

Max Borlund (Christoph Waltz) es un cazarrecompensas contratado por el acaudalado señor Kidd (Hamish Linklater) para rescatar a su esposa (Rachel Brosnahan), supuestamente secuestrada en México contra su voluntad. Al entrar a territorio mexicano Borlund y su asociado (Warren Burke) deben lidiar con varios forajidos y un poderoso cacique que buscan impedirles cumplir con su misión.

El guion, escrito por el mismo Walter Hill y Matt Harris, es problemático: la misión original del personaje de Christoph Waltz se resuelve en la primera media hora de película para después presentar varios giros argumentales que buscan ser inteligentes y así sorprender a la audiencia pero terminan siendo confusos y complican la historia innecesariamente. Por otro lado, no conocemos a ninguno de los personajes, sus historias se nos cuentan en largos monólogos expositivos dónde literalmente se dicen los unos a otros: “me llamo Fulano y te voy a contar esto acerca de mí”, además no hay una consistencia con sus personalidades y eso los lleva a tomar decisiones extrañas e inexplicables.

Las actuaciones no ayudan a mejorar la cinta. Christoph Waltz (Pinocho de Guillermo del Toro) luce inexpresivo todo el tiempo, dice sus líneas de diálogo en tonos monótonos e inexpresivos, casi como si estuviera obligado a estar ahí. Pasa lo mismo con Rachel Brosnahan (Buscada), su rostro jamás cambia sin importar si alguien le está apuntando con una pistola o si acaba de matar a alguien. La excepción es Willem Dafoe (Spider-man sin camino a casa), él parece divertirse todo el tiempo y utiliza su penetrante mirada para causar verdadero terror, lamentablemente la película lo desaprovecha por completo, pues corta sus apariciones.

La película refuerza muchos estereotipos de los extranjeros sobre México al limitarse a mostrar gente con sombrero, bigotes revolucionarios, comiendo frijoles, bebiendo tequila y la imagen de la Virgen de Guadalupe en cada edificio. Además la fotografía de la cinta tiene todo el tiempo un filtro color sepia, algo que ya es hasta risible hoy en día. También es importante mencionar cómo ninguno de los actores interpretando papeles de mexicanos habla correctamente español.

La edición es otro punto negativo de la película pues pareciera que el director busca imitar una obra de teatro: después de cada secuencia funde a negro como si de un telón se tratase para después volver a abrir, esto llega a cansar y vuelve la estructura algo problemática. Nunca se nos explica la geografía de nada y esto repercute en las escenas de acción, volviéndola inentendibles: nunca sabemos exactamente dónde están los personajes.

Dead for a Dollar es un western que combina elementos de varias cintas clásicas del género para formar su complejo thriller, sin embargo falla completamente: el producto final es confuso y poco entretenido, las actuaciones de gran parte del elenco se sienten planas y acartonadas y además la cinta refuerza estereotipos equivocados sobre los mexicanos, convirtiéndose en un filme poco interesante de ver cuyas aportaciones al género son nulas.

“Dead for a Dollar” o “El cazador de recompensas” ya se encuentra disponible en cines de España.