Yorgos Lanthimos se supera constantemente. Tras darnos películas tan ingeniosas, divertidas y originales como Canino, La langosta, El sacrificio del ciervo sagrado y La favorita, las expectativas por su más reciente trabajo, Pobres criaturas (o Poor Things), estaban por los cielos, y aún así logró rebasarlas una vez más. El director griego nos trae otra brillante mezcla de géneros, acompañado por una igualmente magnífica Emma Stone.

El poco ortodoxo doctor Godwin Baxter (Willem Dafoe) trae de regreso a la vida el cadáver de una joven, a la cual le pone de nombre Bella Baxter (Emma Stone) y la trata como si fuera su hija. Para protegerla del mundo la tiene encerrada en su mansión, pero un día ella conoce a Duncan Wedderburn (Mark Ruffalo), un abogado libertino con quien explora su sexualidad, el mundo y su propósito en la vida.

La película es un festín visual en todos los sentidos: para transmitir la artificialidad que existe en nuestras relaciones sociales y cómo nos comportamos, Lanthimos crea un mundo falso y exagerado que nunca pretende dar la ilusión de realismo. El universo de Bella está ambientado en una especie de era victoriana futurista, con vestidos de época extremadamente extravagantes, paisajes familiares pero distorsionados por la sobresaturación de color y bailes extraños.

La fotografía de Robbie Ryan (Medusa Deluxe) es igual de dinámica que el decorado: además del uso de ojo de pez para dar la sensación de que observamos al personaje y de que esta es una visión distorsionada de la realidad (de forma similar a como hizo en La favorita), se utiliza el cambio de blanco y negro a color para pasar del encierro de Bella al inicio de sus aventuras. Sin embargo, Ryan no cae en el cliché de hacer el blanco y negro “aburrido” y lo colorido “vivo”: ambas secciones de la historia tienen estéticas interesantes y solo son formas distintas de ver el mundo. Mientras el universo en escalas de grises recuerda al cine de monstruos de los años 30 (con obvia reminiscencia a Frankenstein), en el que vemos a Bella y su padre como monstruos ajenos a nosotros; el paso a color extremadamente vivo y saturado a un nivel irreal nos muestra que el mundo exterior tampoco es lo “normal”, y que tal cosa en realidad no existe.

La edición de Yorgos Mavropsaridis es digna de aplaudirse pues mantiene un ritmo constante y llevadero pese a las más de dos horas de duración: la película nunca deja de entretener y sorprender. Da vida al guion de Tony McNamara, quien nos ofrece una entretenida historia sobre liberación femenina con ingeniosos diálogos y situaciones fuera de lo común, como ya lo ha hecho antes en trabajos como La favorita y su serie The Great.

Sin embargo, nada de esto sería posible sin el entregado trabajo de Emma Stone (Cruella), quien tiene que interpretar convincentemente a Bella desde que es prácticamente un bebé a nivel mental, hasta que se convierte en una mujer con ambiciones e ideas propias. El paso de ingenuidad extrema a un carácter seguro de sí mismo es tan orgánico que es difícil señalar el punto exacto en que se da la transformación. Desde cosas muy notorias como sus manierismos, hasta expresiones sutiles como una mirada con ideas más elaboradas, Stone hace de Bella un ser humano muy complejo al cual vemos crecer frente a nuestros ojos: hay comportamientos que se quedan (como su curiosidad) y otros que abandona, pero siempre podemos ver su esencia en medio de todo el cambio.

Los tres hombres que la acompañan en su crecimiento son igual de excelentes. Detrás de todos los prostéticos y excentricidades visuales, el gran acierto de Dafoe (At Eternity’s Gate) está en mantener los sentimientos de su personaje ocultos: es un padre duro y aparentemente frío, pero en sus ojos y expresiones uno puede notar el profundo cariño que tiene por Bella y su deseo de protegerla de los males del mundo exterior. Contrario a él está Ruffalo (El proyecto Adam), quien se va a lo exagerado de forma intencional (y muy cómica) para mostrar varios aspectos de la masculinidad frágil: es curioso que el más “normal” de los personajes sea el más histriónico. Finalmente, Ramy Youssef (Mr. Robot) es encantador como el asistente del doctor Baxter, quien le enseña a Bella que hay otras formas no posesivas de querer.

Tanto en su historia como en su forma de contarla, Pobres criaturas es todo un éxito. Yorgos Lanthimos plasma su alocada visión sin nunca alienar a la audiencia, sino invitándola a ser parte de su poco convencional universo. Con Emma Stone a la cabeza, esta es una fantasía llena de humor que no te querrás perder.

“Pobres criaturas” o “Poor Things” formó parte del Festival Internacional de Cine de Morelia 2023.