Sam Mendes, director de cine nacido en Reading, Inglaterra, recientemente estrenó “Empire of Light” (película nominada al Oscar a Mejor Fotografía), cinta alejada de la acción y el suspenso presente en sus últimos trabajos para volver al drama intimista de época predominante en los inicios de su carrera.
Mendes es un director versátil. A lo largo de 24 años trabajando en la industria hollywoodense ha tocado distintos géneros y los ha usado para contar historias con una fuerte carga de crítica social, por eso mismo los invito a acompañarme en un viaje a través de su filmografía, probablemente encuentren aquí alguna joya desconocida o algún blockbuster fuera del estándar de hoy en día.
9.- Spectre (2015)
Secuela directa de “Skyfall” donde somos testigos de las consecuencias de cada una de las misiones de James Bond (Daniel Craig) hasta ese momento: el torneo de Poker del Casino Royale, el intento de golpe de estado en Bolivia perpetrado por el grupo QUANTUM y el ataque directo contra el MI6 a cargo del terrorista Silva (Javier Bardem); todos los planes orquestados por Ernst Stravo Blofeld (Christoph Waltz), el líder de SPECTRE, una organización secreta cuya misión es dominar el mundo.
Sam Mendes venía de dirigir una de las mejores cintas del agente secreto británico, pero aquí solamente decepciona porque vuelve a los tropos ya conocidos de estas películas: un ritmo inconstante, conveniencias narrativas, villanos sin personalidad y megalómanos carentes de motivaciones, romances forzados y comedia involuntaria. “Spectre” debía ser una celebración del 007 y terminó siendo una película más de una franquicia gigante.
8.- Empire of Light (2022)
La más reciente cinta del director nos cuenta la historia de dos empleados de un cine, Hilary (Olivia Colman) y Stephen (Michael Ward), en la costa Inglesa de los años 80: un lugar ideal para ver crecer el romance, hacer realidad los sueños y contemplar los problemas sociales de una época turbulenta.
“Empire of Light” es probablemente la película más problemática de la filmografía de Sam Mendes pues el guion (escrito en solitario por el propio director) intenta tocar tantos temas que al final no se entiende hacia dónde va la película ¿Trata del cine? ¿Del racismo? ¿De una mujer con problemas de salud mental? La cinta aborda cada problemática como si se tratara de un juego de pinball donde la bola golpea primero el amor por el cine, después el romance, luego regresa al cine, el siguiente impacto es al racismo, cuatro choques seguidos a la salud mental, y así hasta el final. Las actuaciones son impecables, lo mismo se puede decir de los apartados técnicos, incluída la fotografía de Roger Deakins, pero la escritura es básica y superficial.
7.- Jarhead (2005)
“Jarhead” es un término en inglés usado para referirse a los Marines, esto debido al corte de cabello que utilizan, y también es el título de la tercera película dirigida por Sam Mendes: un relato sobre el deterioro mental y físico de los soldados estadounidenses durante la Guerra del Golfo contado a través de los ojos del joven recluta Tony Swofford (Jake Gyllenhaal).
“Jarhead” es una crítica al ejército estadounidense, a la deshumanización de los soldados y a las verdaderas razones tras el conflicto bélico pero al mismo tiempo se siente bastante repetitiva a lo ya visto en películas como “Full Metal Jacket” (de hecho casi todo el primer acto es una calca de la cinta de Kubrick) o “Apocalypse Now”. Esto nos deja con una cinta impecable en lo técnico, con brillantes actuaciones de parte de todo el elenco (acompañando a Jake Gyllenhaal tenemos la presencia de Jamie Foxx y Peter Sarsgaard) pero cuyo tema puede resumirse en: la guerra es mala, destruye a las personas.
6.- Away We Go (2009)
“Away We Go” cuenta la historia de una joven pareja formada por Burt (John Krasinski) y Verona (Maya Rudolph) quienes esperan un bebé. Cuando se enteran de que los padres de Burt se irán a vivir a Europa, ambos emprenden un road trip para visitar a sus amigos y familiares en busca de un nuevo lugar para asentarse y formar su familia.
Estamos ante una comedia romántica bastante ligera (muestra del talento de Mendes para tocar varios géneros) que al mismo tiempo funciona como una crítica a las familias tradicionales estadounidenses: cada lugar visitado por Burt y Verona está diseñado para chocar con ellos (son personajes excéntricos parecidos a los protagonistas de algunas de las primeras películas de Wes Anderson) y con el estilo de vida que quieren llevar: ser libres, fieles a sí mismos sin importarles la opinión de los demás. Divertida por momentos pero la comedia definitivamente no es el fuerte del director.
5.- 1917 (2019)
Durante los momentos más cruentos de la Primera Guerra Mundial, dos soldados británicos (interpretados por George Mackay y Dean-Charles Chapman) tienen una importante misión: llevar un mensaje a través del territorio enemigo para detener una decisiva batalla que podría costarle la vida a miles de hombres, incluído el hermano de uno de ellos.
“1917” es, posiblemente, el despliegue técnico más complejo de toda la carrera de Sam Mendes: la película simula estar rodada en un plano secuencia continuo sin cortes visibles. Para crear esta ilusión el director se apoyó nuevamente en Roger Deakins para la fotografía, Dennis Gassner (“Blade Runner 2049”) para el diseño de producción y Lee Smith (“Dunquerque”) en la edición; ellos, junto con sus respectivos equipos de trabajo, se dieron a la tarea de disfrazar los cortes a través de los movimientos de cámara y los distintos sets. Además se trata de una historia bastante personal para el director pues está ligeramente basada en las memorias de su abuelo, un veterano de la guerra, y por lo mismo decidió dedicarle el film. Simple en su argumento pero bastante efectiva.
4.- Skyfall (2012)
Si “Casino Royale” fue la cinta que humanizó a James Bond entonces “Skyfall” es una disección completa del personaje: el espía británico más famoso de la historia aparentemente muere en una misión fallida y el MI6 está al borde del colapso tras recibir un ataque directo del ciberterrorista Silva (Javier Bardem), un antiguo miembro de la organización quien conoce todos los movimientos, protocolos y bases del gobierno británico. Todo esto pone a M y a Bond en jaque y los obliga a realizar un viaje introspectivo a sus respectivos pasados.
“Skyfall” es una película que se encarga de cuestionar la necesidad de tener agentes secretos en nuestros tiempos, pues pone sobre la mesa la gran pregunta ¿necesitamos todavía a James Bond? Para responderla hace evidentes las fallas del héroe: la tecnología lo ha superado, tiene traumas psicológicos no resueltos, es viejo y por consiguiente lento. Ya no es apto para el trabajo, sin embargo es necesario para enfrentar las amenazas invisibles acechando desde la oscuridad del mundo moderno. James Bond regresó por todo lo alto en una cinta extraordinaria, tensa y compleja.
3.- Revolutionary Road (2008)
“Revolutionary Road” es todo lo contrario a “Away We Go”: un drama crudísimo sobre los problemas, sueños y ambiciones de un matrimonio joven aparentemente perfecto formado por Frank (Leonardo DiCaprio) y April (Kate Winslet). Frank tiene un trabajo que detesta y teme convertirse en su padre, mientras que April vive todos los días con la frustración de no haber logrado hacer despegar una carrera como actriz; el tiempo, las desilusiones, las infidelidades, las apariencias y la vida en general van pesando cada día más sobre ambos personajes ¿quién será el primero en explotar?
“Revolutionary Road” está extraordinariamente bien actuada: para quienes esperan una reunión entre DiCaprio y Winslet después de su fallido romance en “Titanic” se sorprenderán al ver a ambos histriones destrozarse en los diversos encontronazos de sus personajes a lo largo de la cinta. El guion de Justin Haythe y Richard Yates va complejizando a los personajes a través de sus acciones y sus decisiones haciendo que se sientan reales, todo esto potenciado por la dirección de Mendes quien critica el “sueño americano” y lo convierte en una pesadilla. Una película difícil de ver pero con un final impresionante y triste.
2.- Road to Perdition (2002)
“Road to Perdition” es la historia de redención del matón Michael Sullivan (Tom Hanks) quien debe huir para proteger a su hijo, el único sobreviviente de un ataque directo contra su familia, de su antiguo jefe y figura paterna John Rooney (Paul Newman) en los Estados Unidos de la Gran Depresión.
En esta cinta tenemos un reparto gigantesco con actores como Daniel Craig, Jude Law, Stanley Tucci, Ciarán Hinds y Dylan Baker encabezando un abanico de personajes que entran y salen de escena dejándote impresionado con sus interpretaciones, además es interesante ver a Tom Hanks en un papel fuera de los tipos buenos a quienes casi siempre encarna. Por otra parte, la dirección de Mendes brilla y hace muchas referencias al cine negro de los años 40, la fotografía ganadora del Oscar de Conrad L. Hall es extraordinaria y transmite a la perfección las emociones de sus personajes. El ritmo también es espectacular y la película posee un par de secuencias aterradoras llenas de un suspenso digno de Hitchcock. Una segunda película sobresaliente en la carrera de un director en ascenso.
1.- American Beauty (1999)
“American Beauty” nos cuenta los últimos días de la vida de Lester (Kevin Spacey), un hombre estadounidense común y “aburrido”, según sus propias palabras, quien vive junto a su esposa Carolyn (Annette Bening) y su hija Jane (Thora Birch). La vida de Lester da un giro cuando conoce a Angela (Mena Suvari), la mejor amiga de su hija y con quien desarrolla una obsesión que desatará una serie de eventos irreversibles.
“American Beauty” es controversial, lo fue en el momento de su estreno, y dejó incómodos a los espectadores en Estados Unidos pues la película critica cada aspecto de la sociedad estadounidense: lo monótono de la vida en los suburbios, el desgaste del matrimonio, las grandes corporaciones y sus métodos de trabajo, el sistema inmobiliario, el sistema educativo, el ejército, las apariencias, la venta de armas y drogas, la masculinidad, el “sueño americano”, la poca importancia que se le presta a la salud mental y un largo etcétera. A través de Lester, un personaje sumamente patético y supuesto protagonista del filme, somos testigos de un estilo de vida cuasi mecánico donde las cosas ya no funcionan pero así deben ser según la sociedad. Los personajes actúan por una inercia vacía y cuando salen de ese molde creado por la colectividad es cuando se desata el caos y las consecuencias fatales.
“American Beauty” fue un debut que golpeó fuerte en la industria y le valió a su director el Oscar a la Mejor Dirección. A la fecha sigue siendo su mejor película y un gran caso de estudio por sus diferentes lecturas.