El prominente éxito de la primera cinta y en general el gran atractivo que causan los productos de Adam Sandler (y también de Jennifer Aniston, sin duda) provocó que los ejecutivos de Netflix maquilaran una nueva entrega y aunque el público ya sabe lo que puede encontrar en una película de humor de Sandler, “Misterio a la vista” del director Jeremy Garelick es innecesaria porque no aporta absolutamente nada a nivel narrativo al universo, además que carece de chispa y alma. 

Nick (Adam Sandler) y Audrey (Jennifer Aniston) dejaron sus antiguos trabajos (oficial de policía y estilista, respectivamente) para dedicarse de tiempo completo a ser detectives privados. Todo pinta tan bien que incluso su amigo el Maharajá (Adeel Akhtar) los invita a su boda excéntrica en la India, sin embargo, en el evento principal el anfitrión desaparece sin dejar rastro, por lo que la pareja debe resolver el caso aún cuando algunos asistentes tienen secretos ocultos. 

Los aciertos de esta secuela son los momentos donde reina la acción, pues además de gozar de sobresalientes efectos visuales, el filme utiliza efectos prácticos emocionantes debido al grado de complejidad de estos, lo cual se agradece en estos tiempos de sobreutilización de efectos creados por computadora. Por otro lado, el humor funciona intermitentemente, ya que se basa en gags tradicionales de Sandler (“Garra”) que no funcionan del todo, pues muchas veces frenan y arruinan el ritmo de las secuencias y sacan al espectador de la dinámica de inmersión propuesta. 

El guion de James Vanderbilt (“Scream VI”) lamentablemente plantea una historia sin alma que cae en demasiados lugares comunes con respecto a los giros de trama, por lo que todo se vuelve muy predecible; ni pareciera que él coescribió las dos últimas entregas de Ghostface. Tal vez con un poco más de desarrollo de los personajes principales, con la idea de explotar la buena química entre Sandler y Aniston, así como sus interesantes dotes cómicos, la película hubiera superado con creces la ineficiencia de su guion, pero ni explota de buena manera a sus protagonistas, ni la narrativa tiene calidad. 

“Misterio a la vista” es otro gran ejemplo de ese entretenimiento que no va hacia ningún lado; del que pudo tener calidad, pero por malas decisiones (sobre todo narrativas), se queda en el montón: sí, es cumplidora en términos visuales y a veces humorísticos, pero esta secuela sigue desperdiciando a sus actores principales y secundarios por el pobre desarrollo de sus personajes y la estéril narrativa.

“Misterio a la vista” ya está disponible en Netflix.